El autoliderazgo vs. el liderazgo de otros

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El autoliderazgo vs. el liderazgo de otros El autoliderazgo vs. el liderazgo de otros

 

A lo largo de mi experiencia profesional acompañando a directivos y responsables de equipos, he observado lo difícil que resulta la gestión de personas.

Continúa siendo una asignatura pendiente y un elemento que resta efectividad cuando quien tiene personas a su cargo no dispone de los recursos y capacidades para afrontar las diferentes situaciones que, con seguridad, van a ir apareciendo en el desempeño de su rol. Por ello, es fundamental desarrollar nuestras habilidades de liderazgo y, en primer lugar, aprender a gestionarse a uno mismo.

Si no somos capaces de liderarnos a nosotros mismos, si no mostramos que somos conscientes de nuestras fortalezas y áreas de mejora, aceptando nuestra propia imperfección (autoconocimiento), si no empleamos nuestra capacidad para reconocer y gestionar nuestros estados emocionales (autocontrol) y para administrar nuestro tiempo y automotivarnos (autogestión), resultará improbable que nos sintamos capaces de liderar a otros.

 

El autoliderazgo vs. el liderazgo de otros

 

El autoliderazgo tiene que ver con la capacidad de una persona para gestionar de forma autónoma su propia existencia y su carrera profesional mediante estrategias conductuales y cognitivas que permiten optimizar su eficacia y alcanzar los objetivos marcados. Pone el foco en el dominio personal y la capacidad de influir en uno mismo.

Desarrollar el autoliderazgo genera numerosos beneficios para las personas y para la empresa:

1. Sensación de control sobre lo que nos sucede. Cuanto más nos conocemos y aprendemos a gestionarnos ante las situaciones que vamos experimentando, más adquirimos el sentimiento de control de nuestro destino, situándonos como responsables de nuestras propias decisiones y de lo que nos sucede, y alejándonos de la posición de víctima.

2. Mayor autoconfianza y autoestima. Trabajar nuestra capacidad de autoliderarnos influye directamente en la confianza que vamos construyendo sobre nosotros mismos, lo cual nos permite madurar y crecer personal y profesionalmente.

3. Referente de madurez y serenidad. La práctica del autocontrol emocional facilita un comportamiento equilibrado y firme que permite reducir la ansiedad y nos ayuda a proyectar una imagen calmada y coherente.

4. Incremento de la productividad. Las personas que asumen su responsabilidad y se autogestionan practican la proactividad por encima de la reactividad y son más eficientes. La adecuada gestión del tiempo permite priorizar y focalizar los esfuerzos obteniendo mejores resultados.

5. Mayor capacidad de adaptación y aprendizaje. Las personas con autoliderazgo gestionan mejor los fracasos y las adversidades, por lo que son capaces de aprender y adaptarse más rápido ante los cambios y mantener la automotivación en momentos de crisis.

6. Fomento de la creatividad y el pensamiento crítico. El autoliderazgo estimula la capacidad de observar, explorar, analizar, reflexionar y, gracias a ello, generar nuevo valor de forma constructiva.

7. Incremento de la inteligencia interpersonal. Liderarse a uno mismo mejora la capacidad para relacionarnos con otros. Comprender los estados emocionales de las personas con las que interactuamos nos ayuda a empatizar y a generar relaciones positivas y consistentes, basadas en la confianza.

Todo ello genera beneficios evidentes en el entorno de la empresa. A mayor autoliderazgo, mayor capacidad de gestionar situaciones críticas. Los momentos de inquietud e incertidumbre son tratados con moderación y prudencia; los conflictos se atienden desde la generosidad y la visión compartida, y la toma de decisiones resulta coherente con el propósito y respetada de forma unánime.

No olvides que el desarrollo del autoliderazgo tiene que ver con las siguientes cuestiones:

1.  Definir tu propósito y perseguirlo.

2.  Ampliar el autoconocimiento validando con tu entorno tus propias percepciones.

3.  Tomar conciencia de tus áreas de mejora y asumir la responsabilidad del cambio.

4.  Establecer objetivos de mejora y aterrizarlos en acciones concretas que traslades a tu agenda.

5.  Comprometerte con el cambio y generar hábitos.

6.  Reconocer tus éxitos y premiarte.

 

El autoliderazgo vs. el liderazgo de otros

Amalia Belenguer

Gerente de Cultura y Talento de Improven ·