Asegurar el futuro de la empresa a través de los cambios en la propiedad y el poder
Business Review (Núm. 197) · Finanzas · Enero 2011
La gran mayoría de las empresas de un país es joven (a causa del peso de las nuevas actividades empresariales que se emprenden cada día, así como de la baja esperanza de vida y de la desaparición también constante de las empresas ya existentes) y están dirigidas por las mismas personas que las crearon-dirigieron en sus inicios. Asimismo, el tejido empresarial de todo país está integrado por una mayoría de pequeñas empresas, unas pocas organizaciones de tamaño medio y muy pocas grandes. Esto no sólo se debe a la corta esperanza de vida que no les concede tiempo suficiente para desarrollarse sino también a las dificultades que tienen las empresas para evolucionar y crecer aprovechando las oportunidades que sucesivamente se les presentan en el entorno.
¿Por qué algunas empresas tienen un desarrollo exitoso y otras no? Las razones son múltiples. En el campo de la dirección estratégica, cuando estas razones se encuentran principalmente en el entorno se acostumbran a calificar como oportunidades y peligros, y como fortalezas y debilidades cuando tienen su origen básico en la propia empresa. Pero las razones más importantes se encuentran en las personas que ejercen el poder en la empresa y en cómo lo ejercen. En efecto, son estas personas las que evalúan las situaciones, son ellas quienes eligen unos u otros caminos estratégicos y ellas son también las que fomentan los cambios necesarios.
La mejora de la viabilidad de las empresas, aunque sólo se consiguiera durante algunas decenas de años, daría lugar indudablemente a una mejora notable en el bienestar económico y social de un país.
RACIONALIDAD LIMITADA Y RACIONALIDAD SESGADA
En el mundo de la empresa es habitual afirmar que las personas responsables de su gobierno y dirección han de actuar basadas en una depurada racionalidad económica, pues la finalidad de un negocio es la creación de riqueza económica. También hay consenso respecto a que dicha riqueza no puede lograrse de cualquier forma, pues la empresa ha de respetar y cumplir al mismo tiempo sus restantes responsabilidades sociales internas y externas.
Lo que ya no resulta tan habitual es la aceptación de que la racionalidad de quienes ostentan el poder es siempre una racionalidad limitada (bounded rationality), y aún resulta mucho menos frecuente admitir que también es una racionalidad sesgada (biased rationality). En otras palabras, la racionalidad de los directivos es limitada porq...