Conectar con el nuevo consumidor: más alto, más lejos, más fuerte

El pasado mes de octubre, un canal de televisión lanzó la emisión del primer programa en formato reality show para gamers. El programa alcanzó una cifra de audiencia por debajo de trescientos mil espectadores, lo cual se sitúa en un orden de magnitud muy inferior al número de visitas de los videos de cualquiera de los participantes. No obstante, la cadena lanzó el programa simultáneamente en todas las plataformas de streaming para complementar su difusión. Una marca que hubiera contratado únicamente publicidad televisiva alrededor de ese programa, habría tenido poco retorno de inversión, sencillamente, porque el perfil de audiencia de ese programa está abandonando cada vez más la televisión para migrar a otros formatos. Si las propias cadenas de televisión son conscientes de esas migraciones, las empresas deben tenerlo muy en cuenta a la hora de evolucionar sus aproximaciones al mercado. Y todo ello sabiendo que las nuevas generaciones huyen de las acciones demasiado intrusivas, que, con frecuencia, degradan el valor de la marca en lugar de elevarlo. La publicidad tradicional, todavía un excelente canal para determinados segmentos de consumidores, debe ser complementada o reemplazada por otros formatos. Por ejemplo, acciones basadas en prescriptores de nueva era -influencers-, eventos que puedan viralizarse, o promociones de venta ingeniosas que involucren al consumidor y consigan difundirse, persiguiendo el impacto directo e indirecto. Y todo ello teniendo en cuenta que la imagen de marca es visible al cien por cien: las empresas ya no pueden ocultar sus secretos oscuros a los consumidores.

Siempre se dijo que para comunicarse con el consumidor era necesario situarse en la vía por la que circula. Hoy en día, esto es difícil, ya que los consumidores circulan por un enorme número de caminos. Es tiempo de moverse mucho, deprisa y bien para conectar con el consumidor.