La idea de salir al mercado de valores suele plantearse en cuanto una empresa alcanza cierta masa crítica. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta los objetivos estratégicos de esta salida, y no perder de vista los cambios organizativos y en la cultura de la empresa que la operación obliga a realizar.
¿Está mi empresa preparada para salir a bolsa?
PG
Pablo García Estévez
Business Review (Núm. 229) · Finanzas · Diciembre 2013
¿Por qué una empresa querría cotizar en bolsa? Esta pregunta tiene cuatro respuestas, y todas ellas, individualmente o en su conjunto, son razones válidas para dar el salto al mercado de valores.
La primera respuesta es por la imagen que ofrecen las empresas que cotizan en bolsa. Para cotizar, las empresas deben cumplir unos requisitos que proyectan una imagen de solvencia, fortaleza y profesionalidad. La empresa cotizada deja atrás el ámbito familiar y se adentra en la financiación del mercado. Todo esto es muy apreciado por los inversores, por los analistas y también por los clientes y proveedores. De alguna manera, es una forma de estar en el mundo, de que te conozcan: la bolsa proyecta la imagen de la empresa al resto del mercado.
La segunda razón es la mejora de la liquidez que obtienen los accionistas, puesto que la bolsa es uno de los mercados financieros más líquidos. Los fundadores de una empresa que por primera vez salga a bolsa pueden vender parte de sus acciones, transformando en dinero el esfuerzo continuado de varios años. La diferencia entre cotizar o no es que los accionistas de una empresa cotizada saben que tienen mayor facilidad en desprenderse de sus acciones cuando lo necesiten: solo deben acudir al mercado y venderlas. Sin embargo, los accionistas de una no cotizada deben buscar al comprador cuando quieren vender sus acciones. Por eso, las acciones que cotizan añaden una prima de liquidez a su precio. Pese a ello, hay que decir que la bolsa no es el "bálsamo de Fierabrás". Si la empresa tiene problemas estructurales antes de salir a bolsa, a no ser que los arregle con el objetivo de la salida, seguirá teniéndolos después de que sus acciones coticen.
La tercera razón posible para cotizar en bolsa es la captación de recursos financieros. Las empresas crecen, y ese crecimiento debe financiarse. Como los recursos internos son limitados, y muchas veces no pueden hacer frente a las inversiones requeridas para ese crecimiento, las empresas deben acudir a la financiación externa. La empresa, bien por el entorno económico donde este, bien porque ya haya agotado los recursos de la deuda, puede entonces salir a los mercados de valores en busca de esa financiación. Además, la salida a bolsa para financiar proyectos de inversión ofrece una prueba de la confianza del mercado en ese proyecto.
La cuarta razón es que las empresas que están en bolsa consiguen una valoración objetiva de sus acciones. S...
Pablo García Estévez
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Profesor del Departamento de Finanzas de CUNEF.