Poner precio a las emisiones de gases de efecto invernadero es una de las herramientas financieras que se pueden utilizar para combatir el cambio climático. ¿Qué enfoques existen al respecto? Ya sea mediante regulación gubernamental o como iniciativa de las propias empresas, incorporar el coste del carbono al análisis económico de las organizaciones crea un importante incentivo para reducir las emisiones nocivas y luchar contra el calentamiento global
La tarificación interna del carbono, una iniciativa para la sostenibilidad
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Xavier Sales
Business Review (Núm. 333) · Finanzas · Mayo 2023
El cambio climático es uno de los mayores desafíos globales de nuestro tiempo: pone en riesgo nuestros medios de subsistencia y el crecimiento económico. Los humanos hemos estado alimentando el calentamiento global a través del uso extensivo de combustibles fósiles, y, hoy en día, ya estamos viendo cambios en el clima. Desde que comenzaron los registros hace más de ciento treinta años, catorce de los quince años más calurosos se han producido desde principios de este siglo, acompañados de un aumento dramático de fenómenos meteorológicos extremos.
Una imagen del momento actual se puede encontrar en documentos del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) y en informes como Turn Down the Heat: Confronting the New Climate Normal, que prepara el Potsdam Institute for Climate Impact Research (ICIR) para el Banco Mundial. En ellos se advierte sobre la afectación de la agricultura, los recursos hídricos, los ecosistemas y la salud humana si no se toman medidas al respecto. Si la temperatura media del planeta aumenta en tan solo 2 ºC, un calentamiento que puede alcanzarse en veinte o treinta años, podríamos enfrentarnos a una escasez generalizada de alimentos, olas de calor sin precedentes, tormentas extremas y un aumento del nivel del mar. Los estudios sugieren que ya es inevitable un calentamiento de aproximadamente 1,5º C.
El principal causante de este calentamiento es la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que se producen, principalmente, fruto de actividades humanas como el uso de combustibles fósiles para la producción de energía, la agricultura o el transporte. Estos gases, esencialmente dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), absorben y reemiten la radiación infrarroja que normalmente saldría de la Tierra al espacio, creando el llamado efecto invernadero, responsable del aumento de la temperatura de la Tierra.
Tradicionalmente, estas emisiones han estado consideradas como externalidades, y los emisores no han asumido su coste. Por tanto, una de las herramientas financieras que se pueden utilizar para intentar reducir la emisión de gases de efecto invernadero es poner precio a su emanación, con la finalidad de incorporar este coste al análisis económico y crear un incentivo para su reducción.
Poner precio a las emisiones de carbono1 es un instrumento que captura los costes externos de las emisiones ...
Xavier Sales
Profesor en EADA Business School ·