La visualización de datos, y su capacidad de mostrar la síntesis de lo relevante, será crítica en el futuro, ya que nos aparecerá como la revelación de lo que estaremos viviendo. Las interfaces avanzadas, con interacción multimodal (mediante el cuerpo, los ojos, la voz, el pensamiento...), se fusionarán con nuestra realidad cotidiana. Las tecnologías inmersivas van a colaborar en dar un impulso funcional a la visualización de datos. Y es que, en un futuro cada vez más próximo, todo serán datos y todo será, a la par, interfaz, permitiéndonos la intermediación con un entorno completamente digitalizado. Consecuentemente, el márketing se verá también “trastocado”: las interacciones cliente-empresa quedarán condicionadas por el conocimiento que se tenga del usuario. Lograr mantener con él un vínculo será clave en una prominente “economía de la atención”
Narrativas hiperpersonalizadas: interfaces multimodales para la subyacente complejidad digital
Márketing y Ventas (Núm. 152) · Márketing · Noviembre 2018
Las tecnologías digitales permiten que todo se traduzca en datos, empezando por nosotros mismos: nuestros movimientos, nuestra salud, nuestras preferencias, nuestros clics, nuestros likes, nuestras búsquedas, nuestros paseos cotidianos o nuestras conversaciones con otros. Pero también, por ejemplo, la música, los libros, los automóviles o los procesos fabriles y de compra. Es decir, que “vivir” se está convirtiendo en una continua generación de datos digitales que configura una invisible capa de información que lo cubre todo. El contexto se digitaliza y, por tanto, se datifica. En este escenario de generación de datos masivos, que hemos bautizado como la “era del Big Data”, las nuevas formas de almacenamiento, junto con un potente procesamiento informático, nos permiten empezar a manipular, cual alquimistas, este potente activo, con el que convivimos y del que se auguran valiosas consecuciones. El Big Data no se entiende sin tecnología, ni sin datos.
Pero si la actual era del Big Data comienza a antojársenos inalcanzable, no será nada en comparación con el siguiente e inminente tsunami que se nos avecina. La convergencia de la llegada de la transmisión de datos móviles en 5G (con velocidades de 10 Gbps y latencia de menos de 1 ms) con la verdadera explosión del IoT (el Internet de las Cosas, un entorno en el que todo estará verdaderamente sensorizado y conectado), más la adopción de la inteligencia artificial en todas las cosas y ubicaciones donde se pueda computar, nos aventura un contexto en el que los datos, más que masivos, serán extraordinariamente ingentes. Por eso, si a día de hoy las máquinas son imprescindibles para recolectar y procesar los datos, en ese futuro escenario solo ellas podrán convertir esa amalgama de datos en algo entendible, e interactuable, por humanos.
Los datos, emergiendo masivamente por doquier, como consecuencia de la digitalización de todo, conformando una nueva dimensión digital, serán el sustrato sobre el que albergar los algoritmos que tomarán el protagonismo de nuestras vidas y decisiones. Una dimensión digital que se solapa y entrelaza con la dimensión física. Digital o físico, todo será digital. Todo podrá, y deberá, ser datificado. Personas, cosas, relaciones, interacciones y sistemas serán datos que se alojarán en una capa más allá del contexto natural, abstrayéndolo y sintet...
Carlos Cosials Ruiz
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Director del máster en Big Data Science en UIC Barcelona
Beatriz Martín Valcárcel
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Directora del máster en Big Data Science en UIC Barcelona