Punto de Vista: Carlos Santiso, director de VIBE

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Punto de Vista: Carlos Santiso, director de VIBE Punto de Vista: Carlos Santiso, director de VIBE

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Business Review (Núm. 346) · Finanzas

Lo normal con el ‘value investing’ es que multipliques por 2,5 o 3 la inversión al cabo de una década

Punto de Vista: Carlos Santiso, director de VIBE

 

El economista y gestor de fondos de inversión Carlos Santiso, máster en Bolsa de mercados financieros por el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y en Economía austríaca y valoración de empresas por OMMA, nos acerca al value investing. Este concepto, en el que se focaliza la oferta formativa de VIBE, la escuela de bolsa que él mismo dirige, trata de conocer al máximo la compañía en la que se invierte para determinar su futuro valor real y rentabilizar la inversión.

 

¿Por qué nace una escuela experta en bolsa como VIBE y qué la diferencia de otras?

Nace porque, dentro de un grupo educativo de formación especializada con una oferta tan amplia como Northius, era necesario contar con una marca de finanzas para los mercados español y latinoamericano. Y la diferencia está en la visión práctica, ya que la mayoría de las escuelas de finanzas españolas pecan de demasiado teóricas. Muchos de sus profesores se dedican exclusivamente a dar clases, que no es una tarea sencilla, por supuesto, pero carecen de la visión tan práctica que tenemos quienes nos ocupamos 24/7 de gestionar dinero e invertir para otros. En su día tuve en cuenta esa visión práctica al elegir el claustro de profesores de VIBE, ya que todos ellos trabajan en el sector financiero. Y eso es un factor diferencial muy importante para el alumno en su formación.

 

¿Cuál es el perfil del alumno de VIBE?

Es muy amplio. Tenemos desde estudiantes que acaban de salir de la universidad y quieren adentrarse en el mundo de los mercados hasta personas con una cierta edad y un patrimonio importante que desean canalizar de forma correcta. Este perfil es muy habitual en los másteres, por ejemplo. También contamos con cursos dirigidos a quienes desean entender cómo funcionan la inversión y los ahorros.

 

¿El mundo de la bolsa es tan frenético como lo muestra la ficción cinematográfica?

Lo que se ve en películas como El lobo de Wall Street realmente existe. Lo que pasa es que a menudo se asocia la bolsa con la imagen del bróker, que es quien tiene la información privilegiada de que algo va a subir, llama al cliente y entonces compra. En mi caso, gestiono el capital de miles de personas, lo que supone millones de euros, pero no tengo contacto directo con el cliente.

 

¿Cómo es su día a día?

El 90 por ciento del tiempo consiste en leer cuentas de empresas, en modelizar en Excel cuánto vale una compañía, en reunirme con los directivos de esas organizaciones, ya sea en Suecia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, para comprender mejor cómo son sus empresas. Al final, cuando analizas compañías, entiendes cómo funciona el mundo, porque al fin y al cabo el mundo está compuesto de empresas.

 

¿Qué perfil tiene un inversor?

Prácticamente todo el mundo invierte en la actualidad. Incluso ha habido niños que han ganado más dinero que gestores profesionales gracias a las criptomonedas, aunque esta es una forma de inversión muy diferente a la nuestra. Las nuevas generaciones perciben las criptomonedas como apuestas y, dado que ha habido quien ha multiplicado su dinero desde mil hasta un millón, muchos jóvenes quieren emular ese logro. Pero el de las finanzas es el sector más competitivo que existe. Aquí no se hace dinero fácil.

 

¿Existe una buena formación financiera en España? ¿Por qué es necesaria?

Las decisiones asociadas al dinero son de vital importancia para cualquier persona, de modo que la formación financiera debería instaurarse ya de base en los colegios. Pero la educación financiera en las escuelas es cero. Pienso que una buena formación de este tipo, que también es escasa en las universidades, nos permitiría gestionar mejor nuestros ahorros y saber si cuando te hipotecas para comprar una casa, por ejemplo, estás tomando la decisión adecuada. En general, dotaría a los ciudadanos de los conocimientos suficientes para analizar si van a invertir en un activo de riesgo o no. El problema también es que en España ha habido mucha gente que ha perdido dinero en inversiones, con casos como los del Banco Popular, Abengoa, las preferentes... Una buena formación financiera tal vez lo hubiera evitado.

 

Siguiendo con VIBE, la escuela está focalizada en el ‘value investing’. ¿Puede explicarnos más este concepto?

El value investing nació hace muchísimas décadas de la mano del inversor y economista Benjamin Graham. Yo explico el concepto con un ejemplo: cuando quieres comprarte ropa, la escoges sobre todo cuando está de oferta, cuando crees que merece la pena adquirirla. Pues el value investing consiste en tener las herramientas suficientes para poder valorar si una empresa está barata o cara. Y, si está barata, comprarla con la idea de que en algún momento llegue a reflejar lo que realmente vale, y así obtener beneficio. Pero para llegar a este punto debes entender muy bien la organización.

 

¿Qué aspectos son claves?

En el caso de una compañía como Apple, por ejemplo, debes comprender cómo funciona la empresa como si fuera la tuya propia, cuánto invierte en I+D, a qué se dedica cada segmento de negocio, por qué tiene esos márgenes... Solo así podrás determinar si el precio de las acciones de Apple es caro o no.

 

¿En qué se diferencia el ‘value investment’ de una inversión a largo plazo?

La inversión a largo plazo y el value investment van de la mano, en el sentido de que debes analizar una empresa y determinar si su ventaja competitiva seguirá existiendo en el futuro. Eso sí, para mucha gente la inversión a largo plazo implica invertir en algo que más adelante entra en pérdidas, por lo que, justo cuando se recuperan esas pérdidas, venden aunque no ganen dinero con ello. Pero, en realidad, la inversión a largo plazo implica tener en cuenta el tiempo que se tarda en reconocer el valor intrínseco, el valor real, de una empresa en comparación con su valor actual.

 

¿Puede poner un ejemplo?

Imaginemos una compañía como Inditex, que cotiza, por ejemplo, a 44 euros. Tras analizarla, llegas a la conclusión de que su valor real es de 60, es decir, que dentro de 5 o 10 años, que es el horizonte temporal con el que hay que invertir en bolsa, si tu tesis es acertada, el valor probablemente estará en esos 60 euros. En el camino habrá habido mucha volatilidad. Quizá en algún momento el valor haya caído a 35 habiendo comprado a 44, y entonces lo que hace la gente es esperar a que vuelva a valer 44 y vender con un sentimiento de alivio porque no han tenido pérdidas, aunque no ganen ni un solo euro. Con una inversión a largo plazo fundamentada en el value investing, tú no vendes nada cuando el valor que ha entrado en pérdidas se recupera porque sigues enfocado en que el valor real es de 60 euros.

 

¿Y hasta qué punto existe ese inversor infalible y con mente fría para asegurarse siempre beneficios?

No existe. Ahora mismo, por ejemplo, yo estoy invirtiendo en 30 compañías, que estudio en profundidad y con cuyos equipos directivos me siento a hablar periódicamente. Pero sé que no voy a acertar con las 30, aunque el value investing implica que acertarás con muchas más de las que te equivocarás. Lo normal es que la inversión que hayas hecho en el año cero la multipliques por 2,5 o 3 al cabo de una década. La labor del inversor también es determinar cuándo la tesis de inversión, es decir, tu tesis sobre la compañía, se ha deteriorado para cortar así las pérdidas a tiempo. Y eso es casi más difícil que aprender a ganar.

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