"SMART RETAIL": la imparable transformación del punto de venta
AF
Adolfo Fernández
Márketing y Ventas (Núm. 138) · Márketing · Julio 2016
Comercio electrónico, métodos de pago simplificados, auge de tecnologías contactless
La sociedad se dibuja en digital. Y aunque su auge que deviene en evolución digital de los sectores productivos es exponencial, no supone una amenaza para el tacto y la cercanía que ofrece el punto de venta. Así se refleja en estudios como el de Price Waterhouse Coopers (PwC), en el que se afirma que el 60% de los consumidores se decanta todavía por las tiendas físicas.
El brick and mortar (lo que en EE. UU. denominan tiendas de ladrillo y mortero, es decir, físicas) vuelve a imponerse, a pesar del avance del ecommerce, que creció, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, un 27% en España, con una facturación de 4.946 millones de euros solo en el segundo trimestre de 2015.
¿TIENDAS FÍSICAS VS ONLINE?
A los retailers les conviene mantener tiendas físicas para conservar a los consumidores tradicionales, pero, al mismo tiempo, también les interesa para ofrecer a los clientes online la posibilidad de testar el producto en vivo, tocarlo o probarlo, lo que se conoce como showrooming. También al revés, para propiciar el webrooming, que hace referencia a la búsqueda y comparación de productos en Internet para, posteriormente, adquirirlos en una tienda física. Y es que el punto de venta reporta al consumidor una experiencia del usuario más personal y humanizada, a la vez que fomenta la omnicanalidad de la relación entre cliente y marca orientada a la compra. Amazon, el gigante estadounidense de la venta online, abrió en noviembre de 2015 su primera tienda física en la ciudad de Seattle, y, como él, muchas marcas ya apuestan por "desvirtualizar" su existencia y tener una presencia física más allá de la web.
También hay compañías que buscan trasladarse al mundo físico con la limitación en su apertura como aliciente para su visita. Es el espíritu que encierran las flagship stores, en las que se busca el impacto en el consumidor con espacios que nacen ya con fecha de caducidad. La filosofía de la marca se plasma en estos espacios emblemáticos en los que prima lo experiencial. Ejemplos característicos de flagship stores son las tiendas Apple, en las que el consumidor puede probar el producto antes de adquirirlo, o la de Louis Vuitton en Singapur, que ocupa un edificio realmente imponente en el que se ofrecen desfiles, presentaciones de nuevas colecciones, etc.
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