En este artículo se analiza el caso de la selección argentina, campeona de la Copa Mundial de Fútbol masculino de 2022, extrayendo una serie de enseñanzas para el ‘management’ empresarial. ¿Cuáles han sido los factores de éxito en el liderazgo y la gestión de este equipo? ¿Qué se puede aprender de este emblemático caso, que sea extrapolable a la realidad del liderazgo de equipos en el ámbito organizacional?
CASO. Selección argentina: siete enseñanzas de liderazgo del equipo campeón del mundo
Casos prácticos
GI
Gonzalo Indacochea
Business Review (Núm. 331) · Habilidades directivas · Marzo 2023
Argentina ganó la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022 en la final contra Francia bajo el liderazgo de su entrenador, Lionel Scaloni. Lo consiguió 36 años después de lograrlo en México, en 1986, sabiendo gestionar la ilusión y las altas expectativas de uno de los clientes más exigentes de la industria deportiva: la hinchada argentina.
Este camino tiene sus aprendizajes previos en la Copa Mundial de Fútbol 2014, celebrada en Brasil, y la de 2018, celebrada en Rusia, que condujeron a un rediseño estratégico realizado por el director técnico y los directivos de la selección, en el que se aprecia la inteligencia en la gestión de equipos.
Ciclo para el alto rendimiento de la selección argentina
El rendimiento de los equipos es variable en el tiempo y, básicamente, responde a la etapa en que se encuentre el equipo. En el caso de la selección argentina de fútbol, ¿qué fases ha tenido que pasar hasta alcanzar el alto desempeño mostrado en 2022?
En el cuadro 1 se observa el modelo de Tuckman1 –un modelo de desarrollo de equipos dividido en cinco fases, correspondientes a las etapas del proceso de maduración de un equipo– aplicado al caso en cuestión. En él se ilustra el ciclo para el alto rendimiento, con las etapas que lo componen:
Etapa 1: formación
Al inicio, se da la etapa de formación, en la que, tras el “noviazgo” inicial entre los antiguos y nuevos jugadores del equipo, se evidencia un rendimiento inestable, que aún no alcanza el potencial deseado, producto de la natural tensión del encaje entre talentos muy diversos. Esto último es un problema de naturaleza normal, también en las empresas. Si, en esta etapa, los líderes gestionan este reto de forma disfuncional, en la próxima etapa se convertirá en un problema anormal (como, por ejemplo, desunión en medio de la experimentación) que, al prolongarse en el tiempo, podría llevar a la ruptura del equipo, tal y como se observó en Rusia 2018, tras la eliminación de la selección argentina (proceso en el que se evidenciaron errores en la comunicación y la gestión del grupo humano, lo que terminó acelerando la desintegración del equipo y, con ello, la de un proyecto inadecuadamente constituido).
Etapa 2: experimentación
En el caso argentino, esta etapa se inicia inmediatamente después de designar a Lionel Scaloni como nuevo técnico de la selección argentina. La directiva confiaba en el proyecto que tenía en mente Scaloni, pero, ante la avalancha de críticas por colocar en el puesto a un técnico que el entorno consideraba que no tenía la suficiente experiencia para lidiar con el desafío, decidieron nombrarlo de manera interina e ir testando el crecimiento del equipo. Así aparecería en el horizonte la Copa América de Brasil 2019, en la que la selección argentina, con sobresaltos en el campeonato, terminaría en un expectante, pero frustrante, tercer puesto.
Etapa 3: consenso
Para evitar lo sucedido en Rusia 2018, y habiendo aprendido de lo ocurrido en la Copa América de 2019, era necesario que, después de la experimentación, se llegase a un acuerdo interno tácito en la gestión del equipo. Así, de forma interna se determinaría qué acciones mantener (aquello que está funcionando), qué eliminar (aquello que no está funcionando) y qué agregar (para que el equipo funcionara mejor). Se decidió que jugarían quienes estuvieran en su mejor momento deportivo y conductual, y que mantendrían y perfeccionarían un estilo de juego característico, en el que uno de los aspectos más importantes es representar el sentir del hincha argentino en cada partido, jugando “con técnica y carácter”.
Respecto a una de estas “directrices y reglas” del equipo, semanas antes del mundial, Scaloni comentaba: “Es muy difícil dejar fuera a chicos que estuvieron desde el primer día, pero vamos a actuar por lo que necesite el equipo. Siempre lo hicimos y lo vamos a seguir haciendo”. Un ejemplo: el organizador del jue-go argentino en el campo antes de la Copa del Mundo, Lo Celso –que juega en la Liga de España–, se estaba recuperando de una lesión en su club de origen y, al no estar en plena forma, Scaloni tuvo que dejarlo en la prelista para el mundial (a pesar de que el mismo técnico, sus compañeros y comentaristas especializados sabían lo fundamental que resultaba para el juego de la selección argentina), ya que el bien común del equipo estaba en juego.
Etapas 4 Y 5: desempeño y alto desempeño
La siguiente etapa corresponde al alto desempeño, que representa la aspiración a la que todo equipo u organización anhela llegar, y que se da cuando los fundamentos del proyecto deportivo o empresarial están bien cimentados; la estrategia y la ejecución, alineadas, y los jugadores del equipo, debidamente enfocados en aquellos roles en los que rinden mejor y colocados en los circuitos de juego (o procesos) donde se logre maximizar el desempeño colectivo.
Los resultados, como vemos en el caso de la selección argentina, son consecuencia del liderazgo de un equipo directivo y un cuerpo técnico enfocados en las grades cuestiones y en los pequeños detalles, que terminan configurando una cultura de alto desempeño en la que se juega como se entrena. Todo lo que empezó en la oficina terminó reflejándose en el campo, con el despliegue de diferentes automatismos al jugar y sin perder la adaptabilidad ante las condiciones cambiantes que se presentan en cada partido.
¿Qué sucede después del alto desempeño?
Tras las etapas de crecimiento y maduración de un equipo u organización (curva gris en el cuadro 1), aparece una etapa de “confort” (en rojo) que termina degenerando en el estancamiento y declive del equipo. Ello se debe a no ir ajustando las oportunidades de mejora. Afortunadamente para la selección argentina, el growth mindset de Lionel Scaloni difícilmente va a permitir que la etapa de confort se produzca o prolongue: al respecto, en la rueda de prensa posterior a la final que ganaron frente a Francia, el técnico dejó clara su inconformidad por no haber cerrado el partido antes; ya que, hasta, aproximadamente, el minuto ochenta, y a falta de unos diez minutos para el final del partido, iban ganando, pero Didier Deschamps, el técnico francés, realizó unos cambios y logró empatar. Ello les llevó a la prórroga y penaltis.
El cuadro 2 recoge los hechos e hitos más relevantes que la selección argentina ha logrado, y que ilustran cómo ha ido transitando por cada una de las etapas anteriormente mencionadas.
La ecuación del éxito de la Selección Argentina
¿Cuál ha sido la clave para que el equipo de Argentina haya tenido éxito en el ciclo emprendido durante la Copa América, las clasificatorias para el mundial, la Copa de Campeones Conmebol - UEFA 2022 (la Finalissima) y la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022? La ecuación del éxito sería esta2:
+ Competitividad externa
ÉXITO = ––––––––––––––––––––––––
- Desintegración interna
La competitividad externa se produce cuando las oportunidades se encuentran con las capacidades individuales y colectivas de los colaboradores. En este caso en particular, se resume en la capacidad del equipo para gestionar las oportunidades (ocasiones de gol a favor) y riesgos (ocasiones de gol en contra) en el entorno (partidos). Esta competitividad externa es sostenible en el tiempo cuando se alcanza la salud como equipo y se evita la desintegración interna del grupo.
Las organizaciones pueden tener grandes aspiraciones, y sus líderes diseñar inteligentes estrategias para alcanzarlas. Sin embargo, si falta salud en los equipos directivos o ejecutivos, se termina creando una gran brecha entre la aspiración (estrategia) y la realidad (ejecución). Por el contrario, cuando existe salud y cohesión en un equipo, se despliega la inteligencia colectiva, con la cual se hacen realidad el propósito, la estrategia y la transformación de una empresa u organización.
La salud de un equipo directivo se manifiesta en estas variables:
• Confianza entre sus miembros.
• Seguridad psicológica y claridad.
• Compromiso con la ejecución.
• Rendición de cuentas.
• Enfoque en resultados con propósito.
Sobre el caso en cuestión, analizando la selección argentina en Rusia 2018 y la de Qatar 2022, resulta evidente el nivel de desintegración interna en 2018 y el de cohesión en 2022. Un ejemplo de las diferencias de clima del equipo se aprecia en las declaraciones de Paulo Dybala, jugador de la selección argentina en ambos procesos mundialistas. Al respecto, mencionó sobre el que era su entrenador en 2018: “Es raro que el entrenador no salude a un jugador, que no le pregunte cómo está, cómo se siente. Fue la primera vez que me pasaba…”. En contraposición, Lionel Scaloni, director técnico de la selección argentina posterior a Rusia 2018, demostró una genuina y humana cercanía con su equipo. Al respecto, comentaba sobre la dinámica emocional que se manejaría en Qatar 2022: “Tenemos que estar tranquilos. Si todos transmitimos ansiedad, las cosas no pueden salir bien. Lo primero que les voy a decir es que disfruten”. Ello denota la importancia de la seguridad psicológica para el liderazgo de equipos de Scaloni.
El cuadro 3 resume las diferencias en el clima del equipo argentino entre una gestión y la otra.
Algunos mánagers contemporáneos mantienen la creencia de que la salud o cohesión de un equipo es producto de una química grupal que se da al azar. Sin embargo, la práctica y diversas investigaciones en gestión empresarial indican todo lo contrario: la salud de los equipos implica realizar una gestión inteligente, con una ciencia a tener en cuenta y un arte para desplegarla.
Los factores de éxito
¿Cuáles son los elementos clave en el liderazgo y la gestión de equipos presentes en el caso argentino, que pueden aplicarse adaptativamente a cualquier otro equipo, empresa u organización? En su recorrido hacia la consecución de la victoria en Qatar 2022, la dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores de la selección argentina se enfocaron proactivamente en gestionar los siguientes factores de éxito:
Factor de éxito 1: Proyecto y filosofía compartida
La primera clave es que esta selección estuvo alineada en torno a un propósito compartido (ganar la tercera copa del mundo), junto con unos valores comunes (transmitir la identidad argentina en cada partido). Así mismo, contaron con una gran diversidad y complementariedad de talentos para formar un equipo de alto rendimiento, con jugadores técnicos, inteligentes tácticamente y con carácter. Un cóctel que sirvió para que Argentina alzara la tercera Copa del Mundo en un apasionante mundial.
Proyecto: misión y visión
En 2019, Lionel Scaloni tenía la visión de “intentar llegar al mundial de la mejor manera”. En ese camino había una Copa América ese mismo año, otra en 2021 y, en medio, las eliminatorias para el mundial. El avance y competitividad logrados en aquellas competiciones, así como los títulos conseguidos, estimularon al equipo argentino con el sueño alcanzable de ganar la copa del mundo por tercera vez en Qatar 2022.
Esa visión, durante el proceso, se ha visto reflejada de muchas maneras, pero, sin duda, una de ellas fue el cántico “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”, nueva versión de la canción La Mosca, adaptada por un aficionado. Esta canción se convirtió en el máximo himno para celebrar el camino de la selección rumbo a Qatar 2022, con un logro que levantó la moral colectiva al ganar la Copa América en 2021 contra Brasil en el mismo Maracaná. A partir de entonces, se convirtió en “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar. Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”. Este himno, en el fondo, representa el profundo respeto de Argentina por el fútbol, la solidaridad entre sus compatriotas y, sin duda, la empatía como nación.
Filosofía compartida
Dos puntos importantes de la filosofía del equipo tienen que ver con la identidad y con el enfoque al “cliente”.
• Identidad. El cuerpo técnico y los jugadores del equipo argentino se han preocupado por jugar como ellos consideran que se vive en Argentina: con coraje, lucha y pasión. Lo han logrado incorporando en el staff técnico a exjugadores que pudieran servir de Chief Evangelist Officers y Role Models de los actuales jugadores. Así, exjugadores como Lucho González comentaban la importancia de “tener un cuerpo técnico con Scaloni y otros exfutbolistas como [Pablo] Aimar, [Roberto] Ayala y [Walter] Samuel, que pasaron muchas cosas con la camiseta de Argentina, saben lo que ello representa y son capaces de transmitirlo”.
• Centralidad en el “cliente”. Como decía Peter Drucker, “el propósito de un negocio es crear y mantener un cliente”. El cuerpo técnico y los jugadores se comprometieron a desplegar un juego con el cual se identificase el pueblo argentino, para cuyos hinchas el fútbol es parte importante del acervo cultural del país, y no es solo diversión, sino escenificación dramática, como bien expresa Jorge Valdano3.
Independientemente de los resultados, el enfoque de la selección radicó en satisfacer al hincha que lo mira desde la tribuna, por televisión, a través del smartphone, o que se informa en las noticias o redes sociales sobre los aspectos relevantes de su juego.
La centralidad en el cliente ha sido un aspecto comunicado reiterativamente en una serie de declaraciones de Scaloni: “Este equipo y estos jugadores juegan para la gente. Cero egos. Todos tiran para el mismo lado, sienten el orgullo de representar al país. Eso es algo muy grande. Todos supieron una hora y media antes del partido quiénes iban a jugar”4 o “La clave es mostrar a la gente que el equipo juega para ellos, y por eso da gusto entrenar a estos futbolistas”5.
Al finalizar el encuentro entre Argentina y Francia, en la final del mundial, Scaloni, con más o menos palabras, repitió exactamente el mismo mantra o propósito que había detrás de los objetivos de la selección: “Lo que vengo diciendo en las ruedas de prensa, y no voy a cambiar ahora mi manera de ver las cosas, es que este equipo, estos jugadores, juegan para la gente, juegan para el hincha argentino. Aquí no hay ego, no hay individualidades, todos tiran para un mismo lado y es para la selección argentina, para el país. Y no hay orgullo más grande que poder jugar para tu país”.
Factor de éxito 2: Liderazgo virtuoso
Lionel Scaloni, natural de Pujato, Santa Fe, es una persona con un carácter virtuoso, considerado y valiente en la consecución de objetivos, lo cual le facilita liderar equipos de manera orgánica y desplegar la inteligencia colectiva del plantel que tiene a su cargo. Propició que las diferentes piezas estuvieran engranadas para poder competir al máximo nivel, y aspirar así a ganar la Copa América, la Finalissima y la tercera Copa del Mundo, para un país que no lograba ganar la tercera Copa del Mundo desde hacía 36 años. Pero ¿qué cualidades esenciales lo convierten en un líder virtuoso y transformador?
El liderazgo de equipos se nutre del carácter virtuoso de las personas que lo ejercen y de las habilidades de transformación que han desarrollado, profesionales fiables en lo profesional y creíbles en lo humano. Las virtudes que hacen que una persona se convierta en un líder de equipos confiable y transformador son estas (ver el cuadro 4):
• Humildad. Esta virtud es fundamental para gestionar cualquier colectivo humano, y aún más importante cuando hay que gestionar un equipo formado por grandes estrellas, como el caso de la selección argentina. La gestión del ego se convierte en el pilar sobre el cual liderar a un grupo en el que conviven jugadores de la talla de Messi, Di María, Dybala, Enzo, Lautaro, Julián Álvarez, etc.
En las victorias resulta destacable cómo Scaloni traslada constantemente el mérito al equipo, sin negar su parte, pero sin exaltar la misma, para mantenerse en suelo firme, creando constantemente una cultura de sacrificio y trabajo en equipo.
• Inteligencia emocional. El tipo de inteligencia más destacable de un líder como Scaloni es la emocional, la que le ha permitido identificar las necesidades de sus jugadores y configurar el equipo de tal forma que se maximicen las fortalezas o cualidades de cada miembro y se minimicen sus oportunidades de mejora o debilidades. Además, ha sabido interpretar el momento emocional de cada miembro del equipo para brindarle mayor seguridad psicológica para su desempeño individual y para ejercer una prudente toma de decisiones en medio del campeonato en lo concerniente a las alineaciones, rotaciones y sustituciones necesarias para el desempeño colectivo.
• Ambición. La combinación de propósito y ambición es el corazón de todo liderazgo magnánimo, aquel que alcanza los resultados y estos trascienden. Esto último sucede cuando la obra que se ha construido es más valiosa que los resultados que se han conquistado. El equipo de Scaloni perdurará en la memoria de los hinchas del fútbol y en la historia del deporte por su forma magnánima de competir.
Cuando se combinan humildad, inteligencia emocional y ambición, se acaban desarrollando entornos de confianza donde se acelera la obtención de resultados.
Factor de éxito 3: Gestión del talento intergeneracional
Cuando las organizaciones tienen ciclos poco exitosos, desarrollan la tentación de tirarlo todo por la borda; es decir, cambiar todo el equipo, sin rescatar a los miembros que, aunque hayan mostrado bajo desempeño, pueden tener potencial para el futuro inmediato, o incluso más a largo plazo. En cambio, cuando se tiene éxito, los líderes organizacionales también pueden caer en la tentación –aunque de naturaleza distinta– de mantener las cosas inalteradas, olvidándose de gestionar los procesos de sucesión del talento.
En el caso de la selección argentina, esta venía de un errático mundial en el año 2018 a nivel directivo y deportivo. Todo hacía presagiar que se dejaría de lado al técnico Jorge Sampaoli, así como a prácticamente toda una generación de futbolistas liderados por Messi, que habían perdido tres finales y llegado al fin de un ciclo al perder contundentemente (aunque luchando) en octavos de final ante Francia en 2018 (selección que terminaría siendo la campeona del mundo ese año). La historia terminó con Sampaoli abandonando el cargo, y Lionel Scaloni (asistente técnico, por aquel entonces) asumiendo de manera interina la dirección técnica.
Durante el nuevo ciclo, Scaloni y su cuerpo técnico se centraron en aprovechar el universo de jugadores argentinos que reunían las mejores condiciones físicas, deportivas y actitudinales para que se integraran al nuevo proyecto y, conjuntamente, generaran un clima emocional positivo para la selección, dejando de lado a todo aquel que, por una u otra razón, restaba al colectivo. Fue así como se preocuparon por comprometer a los más veteranos (Messi, Di María, Otamendi, entre otros), experimentados (Rodrigo de Paul, Emiliano Martínez, Cuti Romero, Lautaro Martínez, Dybala, Nahuel Molina, Lisandro Martínez, Marcos Acuña, entre otros) y jóvenes (Julián Álvarez, Enzo Rodríguez, Thiago Almada, Mac Allister, entre otros) que tuvieran aquellas características, en una estrategia de atracción del talento que les permitiera competir en el presente, construyendo el futuro.
Luego generaron mecanismos que facilitasen la integración de jóvenes y mayores de manera formal, como involucrar al equipo en el proceso de toma de decisiones sobre, por ejemplo, temas de táctica deportiva.
El trato genuinamente humano de Scaloni, natural y sencillo, ha terminado convirtiéndose en uno de los principales factores del éxito en la cohesión del equipo, y ha sido especialmente valorado por profesionales acostumbrados a ser tratados como “estrellas”.
Factor de éxito 4: Rendimiento colectivo
La primera condición para que la selección argentina alcanzara el alto desempeño, como se ha mencionado, radicó en que sus miembros estuvieron realmente alineados en torno a un propósito (ganar la tercera copa) y unos valores comunes (transmitir la identidad argentina en cada partido). La segunda condición se encuentra en que el equipo contaba con una diversidad y complementariedad de talentos idónea para configurar un grupo que compitiera con cohesión y efectividad al máximo nivel.
En este entorno, uno podría preguntarse si el éxito pudo ser fruto de contar con uno de los mejores futbolistas de la historia, Lionel Messi, conocido por sus cualidades deportivas, mentalidad, disciplina y logros (individuales y colectivos). Pero sería un error reducir el éxito de la selección argentina, o la de cualquier otra, solo al desempeño de su máximo talento. De hecho, Messi, aun en sus mejores años, no rindió al máximo nivel cuando la selección estaba fragmentada. Sin embargo, ahora, en los últimos años de su carrera deportiva, el jugador ha podido expresarse notablemente gracias a estar acompañado de un auténtico equipo.
Sobre este aspecto hay que mencionar que el marketing moderno tiene la tendencia constante de crear mitos, haciendo creer a la audiencia que las individualidades ganan campeonatos. Pero la realidad en la gestión deportiva o empresarial es que las victorias en las competiciones –ya sean de fútbol, básquet o voleibol–, así como las funciones empresariales, son en su mayoría interdependientes y, por ello, requieren la articulación de las diversas capacidades de los integrantes del equipo, activando así la inteligencia colectiva del mismo y alcanzando altos niveles de desempeño colectivo e individual. En el cuadro 5 puede observarse que, en equipos con alto rendimiento colectivo (como Argentina en Qatar 2022), los rendimientos individuales de los grandes jugadores (como Messi) y del jugador promedio crecen (a diferencia de lo que ocurrió con este equipo en Rusia 2018.).
Factor de éxito 5: Estrategia adaptativa
En los últimos años han surgido una serie de entrenadores que buscan repetir los éxitos y el estilo de juego de Pep Guardiola en el FC Barcelona. Toman su receta y quieren ejecutarla sin adaptarla a la realidad del momento, a los jugadores con los que se cuenta o a los equipos a los que se enfrentan. Pero gestionar implica adecuar la inteligencia a la realidad, y no la realidad a la inteligencia.
En el mundial de 2022 se ha visto a entrenadores como Robert Martínez y Luis Enrique aplicar una y otra vez de manera eficiente la misma estrategia, orgullosos de “morir en su ley”, cuando la realidad de los partidos que les tocó jugar demandaba otro tipo de respuestas. Algo semejante pasa hoy en día en grandes corporaciones: el entorno se ha acelerado exponencialmente, y, en lugar de transformar sus estrategias e innovar, buscan la ejecución eficiente de lo que se ha venido haciendo, aun sabiendo que no se adapta a una realidad en constante cambio y que aquella mentalidad fija de líderes tradicionales terminará convirtiéndose en uno de los principales hándicaps del éxito presente y futuro de la organización.
Lionel Scaloni, el técnico “novato” e inicialmente cuestionado, supo dirigir al equipo para que afrontara cada partido adecuándose a los diferentes momentos del juego, combatiendo a las demás selecciones de manera estratégica y realizando cambios de sistemas tácticos y jugadores en medio de los partidos. Incluso cambió la forma de jugar, ganando en sorpresa y potenciando a su equipo desde el plano de la estrategia. El mejor ejemplo de esto lo encontramos en las palabras de Messi a Scaloni: “No deja nada al azar. Cada detalle de cada partido te lo hace saber, y después pasa. Eso es una gran ayuda cuando estamos dentro de la cancha. En ningún momento estamos perdidos, en cada momento sabemos lo que tenemos que hacer y cómo se van a dar los partidos”. Un mérito que es de Scaloni, pero también de su cuerpo técnico, formado por profesionales como Pablo Aimar, Walter Samuel, Roberto Ayala o Martín Tocalli, entre otros.
En el management empresarial, los equipos organizacionales deben hacer lo propio: adecuar las estrategias (los medios) a los fines (el propósito y objetivos) de la organización, liderando la transformación continua.
Factor de éxito 6: Operaciones ágiles
En todo análisis del desempeño hay que revisar también los aspectos administrativos y domésticos, aquellos en los que las cámaras no suelen poner el foco, pero que son igual de importantes para el éxito de cualquier equipo u organización.
Antonia Farias, cocinera de la selección argentina, es un ejemplo de ello. El sentido abrazo que se dio con Messi tras coronarse campeón del mundo tiene como trasfondo una historia que nace en 2010, cuando Antonia empezó a desempeñar ese rol. Actualmente tiene 42 años y es una pieza clave en la organización del fútbol nacional. Sus pares la tienen muy bien considerada por
lo que aporta funcionalmente y emocionalmente al grupo. Es una líder informal, ya que, proactivamente, se anticipa a los traslados en cada sede, se acerca a los hoteles donde la selección descansará y dialoga con los profesionales gastronómicos para organizar los menús y los planes alimenticios de los jugadores, agilizando las operaciones y convirtiendo lo ordinario en extraordinario. Es una de las piezas clave de una de las partes de la tríada que conforma el entrenamiento “invisible”: nutrición inteligente, descanso reparador y ejercicio (aeróbico y fuerza).
Dentro de cada organización, se necesita una adecuada administración de todas las operaciones, ya que en ellas se juega un partido invisible, pero no menos importante, que crea las condiciones “higiénicas” sobre las cuales puede configurarse una organización de alto desempeño.
Factor de éxito 7: Gestión emocional
La gestión emocional es un elemento clave tanto a la hora de determinar qué acciones emprender como al llevar a cabo las mismas:
Durante el análisis y la toma de decisiones
Lionel Scaloni actúa de manera colegiada con su cuerpo técnico y con los futbolistas, porque, como él mismo asegura, el que sale al campo a ejecutar es el jugador y no el técnico, y, además, no es su estilo imponer. Constantemente pregunta a los miembros del equipo si están cómodos y convencidos de ejecutar la estrategia que han diseñado.
El management empresarial requiere tres piezas clave para el logro de resultados: estrategia, ejecución y talento. Muchas veces, las estrategias se diseñan sin considerar su encaje con las capacidades, necesidades y nivel de responsabilidad de quienes las ejecutan. Y eso conlleva, en la práctica, desviaciones estándar en el desempeño.
Durante la ejecución
En el día a día, Scaloni creaba un entorno ameno, fluido y concentrado, para entrenar al equipo enfocándose en las estrategias a ejecutar para cada partido.
En los torneos y partidos surgen circunstancias que dificultan el triunfo y el logro de los objetivos, como le ocurrió a Argentina durante la Copa del Mundo 2022 en los partidos contra Arabia Saudita, México, Holanda o Francia, entre otros. Pero Scaloni, gran gestor de equipos, supo ayudar a la selección a mantener la tensión emocional a un nivel adecuado durante toda la competición, transmitiendo el mensaje de ir un partido a la vez. En la victoria, enseñaba a mantener la humildad e identificar las oportunidades de mejora. En la derrota, a valorar los aspectos positivos y aceptar con responsabilidad y serenidad los errores cometidos, para trabajar en ellos.
Asimismo, infundió constantemente la máxima de disfrutar del proceso y alentó la celebración de las victorias (algo que le servía para unir al grupo y a la hinchada, así como para desconectar del mañana y de la consiguiente ansiedad por el futuro). También, remarcó la importancia de desconectar y descansar, para coger perspectiva, reponer la energía del cuerpo y recuperar el equilibrio emocional.
Durante los partidos en los que el equipo tuvo que jugar más allá de los noventa minutos, supo motivar y emocionar a sus dirigidos, apelando al carácter argentino y al amor por su país, orientando los esfuerzos a la satisfacción del hincha, que busca que su equipo lo dé todo, más allá de los resultados que pudieran obtenerse.
Recomendaciones para el ‘management’ empresarial
Las enseñanzas del liderazgo a partir de los principales factores de éxito analizados proporcionan una visión práctica de aquello que se da en las organizaciones hoy en día, con sus matices para el mañana, para liderar y empoderar equipos que puedan desempeñarse a la altura de su potencial. Cada factor de éxito es fundamental y significativo para fortalecer las capacidades para liderar y gestionar equipos, donde las siguientes recomendaciones son claves:
• Proyecto y filosofía compartida. Definir la misión o propósito, la visión o aspiración ganadora, así como los valores subyacentes en cada decisión, es fundamental para generar un proyecto que trascienda en el tiempo. Asimismo, anclar la toma de decisiones empresarial alrededor de las necesidades y expectativas del cliente es fundamental para la sostenibilidad de todo negocio.
• Liderazgo virtuoso. Colocar a líderes genuinos de equipo en la alta gerencia, en los mandos medios y entre los supervisores es clave para el éxito de la organización. Para ello hay que buscar la humildad, la inteligencia emocional y la ambición o magnanimidad en los mismos, de forma que se facilite la creación de culturas funcionales, el desarrollo de equipos extraordinarios y la transformación de las culturas organizacionales.
• Gestión del talento intergeneracional. Los líderes deben gestionar buscando resultados a corto y largo plazo. Para ello, la diversidad de talentos en cuanto a competencias, perspectivas y generación resulta imprescindible.
• Rendimiento colectivo. En un mundo cada vez más complejo, es fundamental articular el funcionamiento de los equipos para facilitar el despliegue de la inteligencia colectiva, con la cual aspirar a lograr resultados exponenciales con propósito.
• Estrategia adaptativa. En tiempos de cambio, se requiere que las empresas de diferentes industrias o sectores desplieguen estrategias adaptativas a las condiciones variables del entorno empresarial.
• Operaciones ágiles. El éxito de una organización radica en una mejor integración de las capacidades con el mercado, así como en una mayor efectividad interna (refiriéndonos a la organización en cuanto a sus mecanismos de coordinación, comunicación, así como en lo referente a la eficiencia operacional).
• Gestión emocional. A lo largo de la marcha de un proyecto empresarial surgen circunstancias emocionales cambiantes en los colaboradores. Ello demanda líderes que mantengan un clima emocional positivo, que facilite a los colaboradores aprender de las experiencias pasadas, y que estén enfocados serenamente en el presente, con ánimo y esperanza de cara al futuro.
La enseñanza final de este caso, para el presente y para el futuro, es que, en entornos exigentes, complejos y disruptivos, el factor competitivo más importante para empresas y sociedades es el genuino trabajo en equipo, inspirado en motivaciones trascendentes, que dejan huella en el mundo y un eco para la eternidad.
Referencias
1. Tuckman, B. W. “Developmental sequence in small groups”. Psychological Bulletin, 1965, vol. 63, n.º 6.
2. Adaptado de Adizes, I. “¿Quién tendrá éxito?”. El blog del Dr. Ichak Adizes, http://ichakadizes.blogspot.com, 5 de diciembre de 2012.
3. Tapia, I. “Jorge Valdano. ‘El fútbol no es la vida, pero es un gran simulador’”. La Información, www.lainformacion.com, 7 de octubre de 2013.
4. SWI. “Scaloni: ‘Este equipo juega para la gente, fuimos campeones merecidamente’”, www.swissinfo.ch, 18 de diciembre de 2022.
5. ESPN. “Lionel Scaloni: ‘El equipo está decidido, es el que vienen diciendo todos’”, www.espn.com, 21 de noviembre de 2021.
6. Indacochea, G. Análisis comparativo del rendimiento colectivo de la selección Argentina en Qatar 2022 y Rusia 2018, https://gonzaloindacochea.net, 3 de febrero de 2023.
Gonzalo Indacochea
Experto en liderazgo, estrategia disruptiva, innovación y transformación organizacional ·
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