La historia, la lejana y la no tan lejana, está repleta de enseñanzas que nos legaron grandes “genios”, personajes adelantados a su época que aplicaron su talento a la creatividad para concebir innovaciones que aún hoy influyen en muchos campos de nuestra vida. Pero, ¿qué hicieron para avanzarse al resto de los mortales, para ir por delante? Algo en lo que hoy muchas compañías invierten millones
Da Vinci, CEO: lecciones de los "genios" aplicadas a la empresa
JP
Juan Prego
Business Review (Núm. 232) · Estrategia · Febrero 2014
Business & Technology (Núm. 19) · Estrategia · Octubre 2015
En una ocasión, el Departamento de Educación del estado de Nueva York le preguntó a Albert Einstein en qué cuestiones debían poner más énfasis las escuelas. La respuesta del científico, cerca ya del final de su vida, fue sorprendente: "En enseñar Historia", respondió. "Han de generar una profunda discusión acerca de las personalidades que más han beneficiado a la humanidad, a través de la independencia de su juicio y de su carácter", dijo.
El estudio de los llamados "genios" de la humanidad, ¿puede ayudar a las empresas a alcanzar resultados extraordinarios? Tener capacidad de observación, aprender de los fracasos, convencer y perseverar hasta hacer realidad un proyecto o fomentar equipos creativos son, entre otras, algunas de las enseñanzas que Leonardo da Vinci, Thomas Alva Edison o Alex Osborn nos legaron y que pueden aplicarse a la dirección de las empresas hoy día.
OBSERVAR Y DESAFIAR
Si algo podemos destacar de Leonardo da Vinci, prolífico personaje del Renacimiento italiano, además de su inventiva, es su capacidad de observación. Este potencial, combinado con su curiosidad y una brillante habilidad artística, confluyó en los bocetos que hizo sobre el cuerpo humano para realizar la obra conocida como El hombre de Vitruvio, tan detallados y precisos que pasarían largos años hasta que se desarrollaran técnicas más avanzadas de estudio que llegasen a los mismos resultados que los suyos. De él se cuenta también, por ejemplo, que salía a caminar por las calles en busca de "rostros" (ojos, narices, bocas...) que le ayudasen a recrear su obra maestra, La Última Cena.
A través de su capacidad de observación, ideó ingeniosos dispositivos y estructuras, y escribió, ya entonces, que el universo se comportaba según leyes mecánicas inalterables. Da Vinci estaba tan obsesionado con el vuelo que realizó varios diseños de máquinas voladoras, aunque sus dotes de observación también le permitieron detectar los peligros de alcanzar los cielos, por lo que también creó el boceto de un paracaídas. Partiendo de su diseño, este paracaídas se fabricó al detalle hace unos años y se probó con éxito.
En esto vemos también cómo sus ideas desafiaban las convenciones habituales y las creencias acerca de lo posible y lo imposible. Cuando, tras 17 años trabajando ...
Juan Prego
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Socio director de Actitud Creativa