Los períodos de tiempo libre son realmente necesarios, aunque tenerlos no siempre quiere decir aprovecharlos. Debemos convencernos de que lograr desconectar del trabajo durante las vacaciones, sean en el momento que sean, es de crucial importancia. Porque los beneficios de una buena desconexión son múltiples: en el ámbito personal, puede llegar a evitar enfermedades coronarias o depresiones; en el profesional, potencia la productividad y aumenta el rendimiento en el lugar de trabajo. Pero ¿cómo podemos aprovechar los períodos de asueto para crecer internamente sin pensar en el trabajo, ni estar, necesariamente, centrados en él? Las metas son saber delegar, buscar la autoeficacia y practicar una actitud positiva.
Desconexión Objetivo: rendir más y vivir mejor
LS
Lluís Soldevila
Business Review (Núm. 262) · Habilidades directivas · Diciembre 2016
Management & Innovation (Núm. 7) · Habilidades directivas · Julio 2018
Según el RandstadWorkmonitor 2015, el 28% de los españoles no se ven capaces de desconectar del trabajo cuando están de vacaciones. Pocas personas ven el período en el que no están en el lugar de trabajo como un tiempo para cuidarse y recargar energía, por lo que no lo acaban de aprovechar y no son capaces de hacer rendir el tiempo que destinan a una tarea o proyecto. A ello se suma que, hoy en día, en la mayoría de los lugares de trabajo, las recompensas todavía se dan a los que trabajan más horas y más días. Pero eso no quiere decir que sean los más productivos.
Pasar más horas en el trabajo, a menudo, conduce a menos tiempo para dormir y falta de sueño, y cobra un peaje considerable al rendimiento. Varios son los estudios que han tratado de aclarar el tema, y todos confluyen en una misma conclusión: desconectar aumenta la productividad y la proactividad. En este sentido, el informe de Ernst & Young Career Value Study: The Grass Is not Always Greener, de 2006, afirma que por cada diez horas de vacaciones que los trabajadores hacen cada mes, el rendimiento aumenta un 8% al año siguiente y, además, son más fieles a la empresa. Este fenómeno ocurre porque las vacaciones apaciguan los factores de estrés y la presión del trabajo. Con la señal de peligro apagada, la respuesta al estrés se detiene, y el sistema parasimpático del cuerpo puede ponerse a trabajar en funciones de reparación y mantenimiento del mismo. De esta forma, las vacaciones construyen un estado de ánimo positivo que bloquea las experiencias y/o pensamientos negativos y "deshace" los efectos físicos y mentales del estrés. Y esto es algo que, a nivel físico, acaba repercutiendo en todos los ámbitos de la vida. Y es que, desde el punto de vista de la salud, los costes de no desconectar durante el año son comparables a no dormir, por lo que tener tiempo libre fuera del trabajo y dejar de lado la rutina permite al cuerpo reposar y repararse, según afirma Karen Matthews, del Mind Body Center de la Universidad de Pittsburgh. Esta institución inspeccionó a 1.399 participantes reclutados para estudios de enfermedades cardiovasculares, el cáncer de mama y otras, y descubrió que las actividades de ocio, como irse de vacaciones, contribuyeron a niveles emocionales positivos más elevados y a un nivel de depresión menor entre los participantes, además de otros beneficios, como una presión arterial baja.
SALUD Y PRODUCTIVIDAD
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Lluís Soldevila
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Profesor en OBS Business School. Consultor en Actitudes de Alto Rendimiento.
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TP