El cambio eficaz: claves para el nuevo directivo

El cambio eficaz: claves para el nuevo directivo El cambio eficaz: claves para el nuevo directivo
Business Review (Núm. 232) · Habilidades directivas

La eficacia "hacer lo que se tiene que hacer" es crítica para el desarrollo personal y para el de una organización. Se trata de una competencia de gran importancia en un proceso de toma de posesión, porque, o este es eficaz, o las posibilidades de que acabe en un fracaso se incrementan exponencialmente. Pero ¿cómo convertirse
en un directivo eficaz? 

Peter Drucker, en The Effective Executive, Harper and Row (New York, 1985), apunta cinco pasos para mejorar la eficacia personal y, por tanto, la eficacia de la organización donde se trabaja: 

1 Saber en qué emplea un directivo su tiempo. Lo más práctico es que un tercero, por ejemplo, un subordinado, lleve a cabo un análisis cuantitativo. A partir de ahí, el directivo puede tomar decisiones para mejorar el uso de su tiempo, un recurso escaso: desde eliminar lo innecesario o superfluo hasta cambiar relaciones o comportamientos, pasando por una revisión de sus prioridades. A menudo se emplea demasiado tiempo en analizar o enseñar qué hay que hacer; sin embargo, se escatima tiempo en analizar y enseñar qué dejar de hacer. En un proceso de "aterrizaje", aprender lo que no hay que hacer tiene tanta importancia o más que su contrario.

2 Centrarse en la contribución que uno realiza. ¿Por qué le pagan? ¿Qué se espera de un directivo realmente? ¿Cuáles son los objetivos y los valores que sustentan su actuación? Estas son algunas de las preguntas que le harán crecer en responsabilidad en la gestión de los medios de que dispone para alcanzar los fines que se le asignan en el desempeño de un puesto.

3 Hacer que sus fortalezas sean productivas. Esta es una actitud que conforma un comportamiento a base de practicarla con disciplina. Se trata del fundamento real del autodesarrollo. Haciendo productivas las fortalezas, estas se integran en la consecución de los objetivos personales y en la satisfacción de las necesidades corporativas. Es la oportunidad de que crezcan simultáneamente las organizaciones y las personas que en ellas desarrollan su actividad. El directivo que trabaja para hacer que sus fortalezas y las de otros sean productivas trabaja también para hacer compatible la contribución organizativa con la consecución personal.

En un proceso como el que nos ocupa, resulta clave encajar el análisis de las fortalezas...


Guido Stein

Profesor del Departamento de Dirección de Personas en las Organizaciones y director de la Unidad Docente de Negociación en IESE Business School ·