El "lado bueno" del estrés
JA
Jennifer Anikst
Business Review (Núm. 257) · Habilidades directivas · Junio 2016
Es una creencia generalizada que el estrés nos hace enfermar. Sin embargo, usted ha cambiado de opinión a consecuencia de su investigación. ¿Puede explicar por qué?
Los efectos del estrés son extremadamente diversos y complejos. Aunque conllevan un aumento del riesgo de que enfermemos, también conllevan cosas positivas, como un mejor funcionamiento del cerebro y un aumento de la resiliencia. Ha llegado la hora de cambiar la idea de que el estrés es algo únicamente negativo y de que la respuesta adecuada es intentar construir una vida sin estrés. Hoy en día usamos la palabra estrés para describir cualquier cosa que resulta incómoda o difícil; sin embargo, lo cierto es que esas mismas circunstancias pueden terminar siendo una fuente de aprendizaje, placer y sentido. Hemos transferido los hallazgos científicos sobre un aspecto del estrés el hecho de que puede aumentar nuestro riesgo de enfermar y hemos convertido ese aspecto en su definición principal.
A consecuencia de esto, solemos decir cosas como "he tenido un día horrible en el trabajo; mi trabajo me está matando"; o "siempre estoy preocupado por mis hijos; ser padre está destruyendo mi salud". Es hora de cambiar la conversación cultural para que podamos reconocer lo muy poco útil que resulta ver el estrés como algo intrínsecamente tóxico.
Evitar el estrés parece ser una estrategia racional, pero usted ha descubierto que casi siempre resulta contraproducente. ¿Qué deberíamos hacer en vez de esto?
El estudio demuestra que las personas que se proponen evitar el estrés tienen, de hecho, mayores probabilidades de terminar deprimidas y exhaustas. Lo que ocurre es que todo ese comportamiento evasivo modifica su forma de relacionarse con el mundo; no solo ante los momentos concretos de estrés, sino también ante los desafíos más importantes que la vida les plantea. No podemos evitar el tipo de estrés que más desearíamos prevenir: los traumas, las pérdidas y las crisis graves que suceden en la vida. Sin embargo, el tipo de estrés que sí podemos evitar es, precisamente, el tipo de estrés que tiene más posibilidades de producir efectos beneficiosos.
Un ejemplo de esto es el estrés que se produce cuando perseguimos un objetivo difícil que no estamos seguros de alcanzar, o cuando tenemos una relación complicada con un familiar o con un compañero de trabajo. Evitando esas formas de estrés, terminamos evitando aquellas c...
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TP