En primera persona: Vicenç Hernández Reche

En Primera Persona

En primera persona: Vicenç Hernández Reche En primera persona: Vicenç Hernández Reche

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Harvard Deusto

Business Review (Núm. 351) · Estrategia
En primera persona: Vicenç Hernández Reche

 

La reorganización del mapa empresarial a través de alianzas es un proceso cada vez más frecuente en numerosos sectores y obliga a las compañías a reposicionarse constantemente para no perder el pulso del mercado y la fidelidad de sus clientes. La tecnología juega un papel crucial en esta redefinición, ya que es una herramienta que permite sacar el máximo rendimiento de las nuevas sinergias creadas.

Estos procesos de concentración empresarial requieren cambios en la cultura interna de las organizaciones. De lo contrario, “cualquier proceso de transformación digital o de integración corporativa está abocado al fracaso”, advierte el economista y doctor en Psicología Económica Vicenç Hernández Reche.

Este directivo de larga trayectoria es, además, CEO de Tecnotramit, una empresa de servicios a entidades financieras y compañías inmobiliarias de España y Portugal. Desde esta responsabilidad, Hernández Reche subraya la importancia de estar siempre atentos para lograr que las organizaciones acompasen sus cambios a los que experimenta el ecosistema empresarial en el que se mueven. Y pone como ejemplo su propia empresa. “El futuro de Tecnotramit tendrá que ir acorde a la evolución de un mercado en el que la tecnología y la concentración empresarial parecen ir de la mano, ya que cualquier divergencia entre la evolución de ese mercado y de la empresa puede conllevar la desaparición de la organización”, indica.

 

Una reflexión previa

Como analista y experto en management, Hernández Reche desgrana los motivos que fomentan esa tendencia global a la concentración de empresas: “Cada sector tiene su propia evolución y sus peculiaridades, pero a nivel general se han estrechado los márgenes, existe la necesidad de que los procesos sean más eficientes, de generar músculo para ganar capilaridad y de tener organizaciones que piensen de una forma global, pero que sepan actuar de una manera local”. Y añade: Todo esto requiere de las ventajas que aporta una buena estrategia de concentración, un proceso que, sin ser difícil, siempre es complejo. Plantear una concentración empresarial es una decisión crítica que requiere un análisis lo más objetivo posible y estar muy atentos para evitar determinados sesgos cognitivos que nos pueden llevar a tomar decisiones incorrectas”.

Para el economista, que preside la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Catalunya (AIC), llevar a cabo un proceso de concentración empresarial requiere un proceso de reflexión previo en el que “no tiene sentido estudiar cómo integras dos formas de trabajar distintas sin que la tecnología sea un medio fundamental”. En esa reflexión previa ha de plantearse cómo la tecnología permite que la organización pueda centrarse más en el cliente, y no tanto en el producto o el servicio, según Hernández Reche. Aunque el análisis tiene que ir mucho más allá de los aspectos tecnológicos, ya que “tampoco tiene sentido centrarse en transformar la compañía a nivel tecnológico sin integrar las distintas maneras de trabajar de la nueva organización”.

 

La disrupción digital

En todo caso, el CEO de Tecnotramit considera que el objetivo de las fusiones empresariales nunca puede ser la tecnología en sí, sino que “las fusiones deben tener objetivos centrados en los resultados, tanto económicos como sociales, así como en alcanzar una mejor organización en la que trabajar para poder captar talento”. En este sentido, el directivo considera que “la disrupción digital está haciendo perder el foco a muchas organizaciones en aquello que es realmente importante”. Y advierte que “las empresas que centran sus estrategias en las tecnologías por delante de las personas no tienen futuro”.

De ahí que el enfoque en su propia empresa sea muy diferente: “Hace tiempo que trabajamos en un proceso de transformación digital, pero nos ha preocupado más el proceso de transformación cultural previo, que es complejo y lento, así como las operaciones corporativas con vistas a futuro, con tal de asentar las bases del progreso tecnológico que estamos experimentando”.

El ejecutivo también destaca que tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial o el blockchain están ligadas a numerosas funcionalidades internas de las empresas, como “la experiencia de los clientes y el desarrollo de pruebas de concepto”. A su vez, el experto señala que es el mismo proceso de reflexión el que “te lleva a pensar en cómo integrar la tecnología en tu organización, el que te genera preguntas sobre hacia dónde debe ir la empresa en un estadio más elevado”.

En todo caso, para Hernández Reche, las herramientas tecnológicas en general deben utilizarse desde la transparencia y la adopción de unas prácticas correctas, y sin que la disrupción digital dañe los principios éticos del negocio. “A pesar del riesgo que en algunos sectores la concentración reduzca la oferta y se genere una situación de dominio, lo cierto es que no hay juez más severo que el consumidor, que cada vez es más exigente en temas de responsabilidad social corporativa, y que las barreras de entrada cada vez son más bajas en sectores como el inmobiliario o el financiero”, asegura el experto.

 

Riesgos y oportunidades

El directivo es consciente de que “cualquier proceso de concentración empresarial implica oportunidades y riesgos”, aunque pone el acento en que “no hay mayor riesgo que quedarse inmóvil”. En el caso concreto de Tecnotramit, por ejemplo, el economista asegura que “el sesgo de statu quo puede ser un gran generador de fracasos en un ecosistema en el que tu entorno, tanto de clientes como de proveedores, se está concentrando”, ya que en ese entorno “no puedes quedarte como un mero espectador”. Y concreta: “La banca se fusiona, las grandes promotoras estudian operaciones, los servicers están en un momento de replanteamiento estratégico... Si no quieres desacoplarte de tu entorno, has de plantearte este tipo de operaciones empresariales aprovechando la capacidad multiplicativa del uso de las nuevas tecnologías y el momento convulso del mercado. Las tecnologías están disponibles para todas las empresas de un sector, por lo que el factor diferencial es cómo acoplar su uso dentro de una renovada cultura corporativa en primer lugar, y cómo convergen estos cambios con los producidos en el entorno”.

Para el CEO de Tecnotramit, no solo las grandes compañías, sino también las pymes en general deben evaluar posibles operaciones corporativas, ya sean verticales u horizontales. “Por su tamaño y naturaleza, las pymes tienen una serie de fragilidades, como más dependencia financiera, menor capacidad de diversificación y expansión, etcétera. Pero esto no implica que no puedan aprovechar sus ventajas competitivas respecto a grandes corporaciones, cuya agilidad, capacidad de reacción ante entornos inciertos y nivel de especialización en ciertas partes de la cadena de valor son más bajos”, asevera.

En el caso concreto de las pymes tecnológicas, su gran riesgo es “la especialización en servicios basados en tecnologías concretas que cambian con facilidad, por lo que una visión más amplia es fundamental para su supervivencia”, concluye Vicenç Hernández Reche.