Entrevista a Tiziana Casciaro. Poder para todos: por qué es un asunto de todo el mundo

Su libro empieza afirmando que "el poder está mal entendido". Describa lo que usted llama las tres falacias perniciosas sobre el poder. Mi coautora [la profesora de Harvard Business School] Julie Battilana y yo hemos realizado una extensa investigación sobre el poder y el cambio en todo el mundo, y en este trayecto, nos hemos encontrado con ideas erróneas, sorprendentemente frecuentes, a la hora de analizar cómo la gente piensa sobre el poder. El primer mito es que el poder es una “cosa” que alguien posee y que hay rasgos especiales que dan poder a unas personas y no a otras. La realidad es que el poder siempre es relativo: podemos tener mucha influencia en una relación, pero ser completamente dependientes en otra.

En segundo lugar, no es lo mismo el poder que la autoridad. Cuando pedimos a la gente que pensara en individuos que consideraba poderosos, la gran mayoría mencionaba personas que ocupan puestos elevados en la jerarquía, como CEO, líderes mundiales o jefes de distintos tipos. Pero la autoridad no es garantía de poder, y tampoco es necesario ocupar una posición elevada en la jerarquía para tener poder. Por ejemplo, en nuestra investigación, hemos visto que los generadores de cambio más efectivos en las organizaciones no son necesariamente las personas de las máximas categorías, sino aquellas que la gente busca cuando necesita consejos.

La tercera falacia –y quizá la más común– es que el poder es, de alguna manera, un “asunto sucio” y que debemos evitarlo para no contaminarnos. Pero, contrariamente a la creencia popular, el poder no es intrínsecamente bueno ni malo, y no tiene por qué ser adquirido mediante la manipulación o la crueldad.

Estos conceptos erróneos son dañinos, porque nos impiden comprender cómo funciona el poder en nuestras vidas y nos hacen menos propensos a identificar, prevenir o detener los abusos de poder que amenazan nuestra libertad y bienestar.

 

Entonces, ¿en qué consiste el poder? El poder es la capacidad de influencia sobre la conducta, y lo que permite a una persona o grupo influir sobre los demás es su control sobre el acceso a los recursos que la otra parte valora. Así pues, tendremos poder sobre alguien si podemos proporcionarle recursos que valora y que no puede obtener fácilmente de otra persona. Y tendrá poder sobre nosotros quien pueda darnos acceso a los recursos que nosotros valoramos, si no tenemos otras alternativas para obtenerlos.