En los últimos tiempos, la felicidad se ha puesto de moda. También en el 'marketing', en la publicidad y en la comunicación de infinidad de marcas, productos, empresas e instituciones. Pero ¿qué es realmente digno de ser considerado ‘happiness marketing’? Sin duda, lo primero en lo que tendremos que ponernos de acuerdo será en definir qué es “felicidad”, si es que tal acuerdo es posible
'Happiness marketing': ¿de qué estamos hablando en realidad?
JA
José Antonio Muñiz Velázquez
Márketing y Ventas (Núm. 140) · Márketing · Noviembre 2016
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No queremos que la gente sea feliz. Si trabajamos en márketing o publicidad, querremos que las personas no sean felices, porque las personas felices no consumen. Nos parece exagerado, ¿verdad? Sin embargo, nos sorprenderíamos de la cantidad de gente que sigue pensando aún como el famoso publicitario francés Frédéric Beigbeder, quien abría con esa idea ["En mi profesión (redactor-creativo) nadie desea nuestra felicidad, porque la gente feliz no consume"] su desoladora novela autobiográfica 13,99 euros, adaptada más tarde al cine. Es cierto que, durante demasiadas décadas, desde la publicidad y el márketing se ha venido alimentando una concepción de la felicidad, cuando menos, discutible. Llevamos años vendiendo y comprando no solo productos y servicios, sino también una felicidad estrechamente ligada, en términos generales, al consumo de los mismos. El mensaje subyacente, en el fondo, siempre parecía ser el mismo: "Compra tal o cual producto y serás feliz". La felicidad era el consumo, y viceversa.
Hoy, una década después del libro de Beigbeder, parece que las tornas están cambiando. Cada vez son más los que piensan no solo diferente a él, sino que defienden firmemente que en publicidad y márketing queremos gente feliz a la que ayudar a ser aún más feliz con nuestras campañas. Ahora bien, antes de ver cómo hacerlo, debemos preguntarnos: ¿qué es "ser feliz"? Seguramente, cada uno de nosotros tenga su propia respuesta. También la ciencia ofrece hoy las suyas, con la psicología positiva a la cabeza, viniendo a corroborar, siglos después, lo que ya dijeron los grandes pensadores de la Grecia y la Roma clásicas. Fueron Aristóteles, Diógenes, Séneca y Cicerón, entre otros muchos, quienes afirmaron que ser realmente feliz y llevar una vida buena no descansaba más que en el ejercicio y la práctica diaria de las virtudes y fortalezas propias del ser humano.
Científicamente hablando, la felicidad humana tendría dos escalones. Al primero se le llamaría "hedonia", sinónimo de bienestar subjetivo, de emociones positivas y de satisfacción con la vida en general. "Hedonia" suena a hedonismo, pero no es lo mismo, atención. Por su parte, al segundo escalón lo llamaríamos "eudaimonia", vocablo griego que viene a describir el bienestar psicológico sustentado en una vida plena y con sentido, con propósito vital, donde las virtudes y el servicio a los demás son la constante. En definitiva, como resume en su último libro, Diseña tu felicidad. Cambia lo ...