La familia: una escuela para los negocios
Business Review (Núm. 211) · Recursos humanos · Marzo 2012
¿Quiere tener empleados verdaderamente eficientes? ¿Buenos líderes que traten de aunar equipos y facilitar la contribución de otros? Existe la opción de que aprendan asistiendo a un curso de una prestigiosa escuela de negocios, pasen por un proceso intensivo de coaching o mentoring, o se suscriban a una buena publicación especializada. Pero también pueden aprender en sus casas, con sus familias. Este es un espacio en el que pueden desarrollar sus capacidades de liderazgo; perfeccionar sus competencias extrínsecas, aquellas que ayudan a descubrir oportunidades y gestionar recursos; mejorar sus competencias interpersonales, las que capacitan para tratar con diversas personas, comunicarse con ellas y favorecer su evolución; y, de modo especial, desarrollar sus competencias de eficacia personal, aquellas que hacen que uno cumpla con sus compromisos de un modo respetuoso con su entorno.
La idea de que los empleados desde sus casas desarrollen sus competencias podría parecer una broma, pero no lo es. En primer lugar baste decir que la familia es, por naturaleza, el primer ámbito de desarrollo de toda persona, ya que es el principio y el fin de toda existencia humana y, por ende, la sólida base de toda sociedad y la fuente de la felicidad a la que todos aspiramos. La familia es una esfera de realización personal en la que adquirimos una identidad que nos hace reconocer lo que somos, aceptar nuestras limitaciones y ser conscientes de nuestras fortalezas. Así pues, si el objetivo es contar con personas que sepan quiénes son, dónde van y cómo llegar a su objetivo, es necesario facilitarles su desarrollo fuera del ámbito laboral. De otro modo, se darán comportamientos que quizá en primera instancia puedan ser confundidos con compromiso, con deseos de contribuir o con afán de aportar soluciones, pero que no dejan de ser insostenibles e incluso patológicos, dejando a su paso insatisfacción e, incluso, agotamiento y enfermedades. Además, acaban suponiendo un coste económico derivado del absentismo, de la merma de la salud y de la rotación indeseada, entre otras causas.
Si la familia puede ayudar a desarrollar el liderazgo, ¿por qué no se ha tenido antes en cuenta? Durante demasiado tiempo el trabajo y la familia se han tratado como un "juego de suma cero", es decir, si una esfera ganaba, la otra perdía. Se ha entendido que si se realizaba una inversión de recursos en el hogar, se le restaba a la esfera laboral. Como si de un pastel se tratara, ...
Mireia Las Heras
Profesora en el Departamento de Dirección de Personas en las Organizaciones de IESE Business School y directora del International Center for Work and Family ·