La innovación en producto (físico) reinventada
El sector opina
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Alberto Díaz García
Management & Innovation (Núm. 54) · Márketing · Abril 2023
Para muchos departamentos de Marketing, la innovación se ha convertido en una obsesión. Por lo menos en estos últimos años. O así debería haber sido.
Cuando la innovación de producto se queda anclada en prácticas de los años noventa, el negocio sufre. Innovar desde focus groups o desde estudios cuantitativos significa hoy en día luchar en mercados ultradinámicos con las manos atadas. ¿Cómo competir con empresas que manejan datos masivos de clientes y reaccionando con celeridad? ¿Cómo competir en un futuro, para muchos ya realidad, que utiliza la inteligencia artificial para sacar conclusiones a la velocidad del rayo, aportando criterio para próximas acciones?
No desterremos todavía ni los focus groups, ni los cualitativos, ni la intuición de gestores expertos o astutos. Pero, en esta era digital, utilicemos metodologías que han demostrado con creces su capacidad de éxito para convencer a los consumidores de nuevos productos y servicios (digitales, eso sí).
Y quizá esto último haya sido el gran prejuicio del marketing de producto (físico) en estos últimos años: el pensar que estas prácticas no se aplicaban fuera del perímetro de lo “digital”. Pero lo “digital” hoy es prácticamente todo, y, de hecho, los consumidores o clientes (porque la similitud es total entre el B2C, B2B o B2B2C) son, de facto, los mismos. Son ellos mismos los que aprecian que se piense en ellos antes que en cuál es el producto que más le conviene al fabricante. Que se piense en ellos a la hora de establecer un propósito y una propuesta de valor clara y convincente. Que se piense en ellos si el producto no era exactamente lo que buscaban, y la empresa se afana en adaptarlo rápidamente (sí, también con productos físicos).
Para ello, trabajar dentro de estos departamentos de Marketing de una manera más flexible y ágil se convierte en un imperativo. Fases cortas en los proyectos, métricas precisas y adaptadas a cada fase, perfiles adecuados con capacidades ajustadas a cada ciclo, financiación con mentalidad de “inversor” y, en general, una velocidad sincronizada con el dinamismo del mercado.
Pero tampoco olvidemos las aportaciones más tangibles de los predecesores digitales en esta dinámica. Las herramientas digitales son vehículos de innovación masiva. Su capacidad de multiplicar la productividad abarca muchos ámbitos (desarrollo, comunicación, test, producción de contenidos, análisis, recomendaciones, etc.).
Los departamentos de Marketing deben abrazar sin complejos las metodologías de la era digital, también para productos físicos; o quizá debamos decir “especialmente para productos físicos”.
Alberto Díaz García
Cofundador del ISDI y socio director de MIGRATION ·