La tiranía de los cuadros de mando y otras distopías corporativas

En un entorno corporativo dominado ya, y de manera creciente, por los datos y los cuadros de mando, no son lo mismo las decisiones tomadas desde los datos (data-driven decisions) que las decisiones moldeadas por los datos (data-informed decisions).

La incorporación de los datos a la toma de decisión corporativa ha supuesto un paso adelante en la gestión moderna de las empresas hacia la productividad. Arrinconados para siempre (espero) los “no lo veo” y los “esto funciona seguro”, la transformación de organizaciones ha celebrado en los últimos años un gran triunfo. Pero pasada la página del shareholder value también, atribuyendo su justo crédito a Milton Friedman y los accionistas, es justo igualmente recordar a Michael Jansen diciendo que no todos los grupos de interés fueron creados igual y que, más allá de los accionistas, hay otros que también tienen mucho que decir.

Para no olvidarse de ninguno ni tratarles a todos por igual, es un buen momento, quizá el mejor posible, para recuperar el pensamiento crítico como ingrediente imprescindible en la toma de decisiones corporativas. Ya sea el escepticismo constructivo, la claridad, la reflexión, la autoconciencia o la evaluación de argumentos y evidencias, todos estos elementos son cruciales para navegar por las complejidades de los desafíos de la era de la IA y mejorar los resultados empresariales cuando se integran de manera estructural en la toma de decisiones.

En resumen, una combinación equilibrada de pensamiento crítico y digitalización no solo mejora la toma de decisiones de negocio, sino que también impulsa una cultura empresarial más empática e innovadora. En empresas establecidas, son los procesos, rituales, formas de trabajo y métricas los que moldean la cultura corporativa, y no al revés. Trabajemos pues desde la propia toma de decisiones cualquier transformación corporativa para esta ilusionante era de la IA. Con datos. Con pensamiento crítico.