Las conversaciones: la esencia para configurar el ser, el saber y el hacer en los equipos
El sector opina
GM
Gema Monedero
Business & Technology (Núm. 38) · Habilidades directivas · Septiembre 2017
La globalización y los avances tecnológicos han provocado profundos cambios en los entornos organizacionales y en los equipos de trabajo. Hablar hoy de estos es hacerlo de equipos globales que trabajan desde diferentes localizaciones y en red, que se constituyen en función de proyectos y que se integran en modelos organizativos donde las jerarquías dan paso a estructuras más horizontales. ¿Qué claves favorecen el trabajo en equipo en las organizaciones actuales, inmersas, además, en el imperativo de la transformación y que están ávidas de innovación? Desde mi experiencia, una de las imprescindibles son las conversaciones.
En este contexto marcado por la complejidad, el dinamismo, la diversidad y la incertidumbre, las conversaciones son la herramienta que permite definir y establecer los territorios comunes, generar vínculos y forjar compromisos de acción. No olvidemos que todo equipo se define en tres planos: qué hace –la acción–, cómo interactúa para conseguirlo –las relaciones– y para qué lo hace –el propósito–. Las conversaciones clarifican el propósito y los objetivos estratégicos, involucran y generan la conexión entre sus miembros y movilizan a la acción. Son también el vehículo que promueve el desarrollo de ideas y la inteligencia colectiva, ingrediente esencial para la innovación. Y se constituyen, además, como una de las herramientas fundamentales para el liderazgo de los equipos en red, porque si bien la proximidad física no es necesaria, generar la proximidad cognitiva y emocional sí que es absolutamente imprescindible para el funcionamiento en equipo. En resumen, en un mundo de redes dinámicas como es el de las organizaciones hoy, las conversaciones son esenciales para dar forma al saber, al ser y al hacer en los equipos.
Gema Monedero
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Socia directora de Ackermann
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TP