Los nuevos principios de un negocio en enjambre
Business Review (Núm. 162) · Habilidades directivas · Octubre 2007
A lo largo de la historia, muchas innovaciones de gran valor no han sido consecuencia de un único inventor que hacía pruebas en su garaje o laboratorio, sino de los esfuerzos colectivos de un equipo de personas. Con frecuencia, los individuos que forman estos grupos están motivados por su devoción a una idea y al proceso de colaboración con otras personas para la consecución de un objetivo común, sabiendo que su recompensa puede ser nada más que la sensación positiva que confiere el éxito. El objetivo inicial que se propusieron no era la idea de lograr un beneficio económico, sino más bien superar un reto o solucionar un problema, y la colaboración resultante beneficia por lo general a aquellas personas que participan y, a veces, incluso a toda la sociedad.
El enjambre de abejas es un arquetipo de este concepto. Sin una dirección central, las abejas se autoorganizan para construir nidos, alimentar a las larvas, buscar alimento e incluso elegir a la próxima reina. Del mismo modo, los grupos de humanos que se agrupan para lograr un objetivo común pueden constituir un poderoso modo de pensar colectivo que da rienda suelta a una tremenda creatividad y estimula innovaciones apasionantes y de gran valor.
El ejemplo más famoso de este caso es el desarrollo de la World Wide Web. Tim Berners-Lee, a quien con frecuencia se considera el padre de la Web, y el otro sinfín de personas que colaboraron en el esfuerzo estaban impulsados por una motivación intrínseca de superar un reto tecnológico. Si alguien quería desarrollar una idea útil para ampliar el proyecto (por ejemplo, incluir navegadores y servidores web), el enjambre se adhería al esfuerzo y lo apoyaba. No existía ningún tipo de jerarquía directiva o ideas registradas. Todo el mundo estaba profundamente interesado en la causa, no en el cargo, el salario, el estatus o el dinero. Querían sencillamente realizar el trabajo... y al final cambiaron el mundo con su innovación.
Tal como ejemplifica el desarrollo de Internet, un comportamiento altruista es con frecuencia el combustible que impulsa las grandes ideas hacia delante, y este sentimiento de altruismo impregna numerosas innovaciones en enjambre exitosas. De hecho, los miembros de un enjambre rechazan por lo general el concepto empresarial tradicional de desarrollar el valor para los accionistas como la base de sus decisiones y acciones. El enjambre trabaja, en cambio, por el interés colectivo de las personas que participa...
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