Regreso al futuro
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EE
Enrique Escalante
Business Review (Núm. 327) · Recursos humanos · Noviembre 2022
Hay algo común a varias películas de ciencia ficción que me causa intranquilidad, y es la visión compartida del futuro como algo sombrío, pesimista, oscuro, casi lúgubre. Nunca lo he entendido, y me niego a compartir esa visión de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Sin embargo, reconozco que cuando veo titulares sobre el paro de la generación joven más formada de nuestra historia, el desempleo de larga duración entre mayores de 50 años o la desaparición de trabajos por la digitalización, esas películas revolotean en mi cabeza.
Pero, precisamente, de una de ellas recuerdo un diálogo de dos policías en un interrogatorio, donde uno de ellos decía: “Es inútil, no tiene las respuestas”, y el otro le contestaba: “Quizá es que nosotros equivocamos las preguntas”. ¿Puede ser que esa reflexión tengamos que aplicarla a nuestro mercado laboral?, ¿es posible que estemos intentando aplicar ingredientes del pasado a recetas del futuro?
De hecho, frente a esos datos negativos, encontramos otros que dicen que no hay suficientes personas para cubrir todos los nuevos puestos que demanda el mercado, o que se está produciendo lo que llaman “la gran renuncia”. ¿Tiene sentido? Creo que más que buscar el reflejo en una película de ciencia ficción, prefiero hacerlo en un cubo de Rubik, donde, aplicando los patrones correctos, el problema tiene solución. Pero… ¿cómo? Quizá cambiando determinadas formas de pensar y de actuar, algunos sesgos y ciertos prejuicios instaurados en el mercado de trabajo. ¿Revisamos algunos?
• Seguridad/estabilidad. ¿Recuerdas cuando tus padres te preguntaban con 26 años si te habían hecho contrato fijo para no preocuparte el resto de tu vida? ¿Cómo nos suena esto hoy en día? ¡Eso sí es ciencia ficción! Creo que debemos entender la seguridad desde otro ángulo. Los tiempos, las empresas y la propia sociedad cambian. Por ello, ¿tiene sentido buscar la estabilidad en lo externo o es mejor buscarla en mis capacidades, en mi preparación, en mis aptitudes, en mi forma de afrontar la incertidumbre y los cambios? ¿Debo esperar que el trabajo solo me venga o puedo crearlo yo? ¿Dependo solo de otros o también dependo mucho de mí? Revisar y darles nuevas respuestas a estas preguntas nos ayudará a ver las cosas de otra manera.
• Flexibilidad. Los modelos híbridos y la flexibilidad han llegado para quedarse, pero ¿qué entendemos por flexibilidad?, ¿hablamos, como suele hacerse, solo de trabajar en remoto desde cualquier sitio, de conciliación, o entramos también en el debate de relaciones de trabajo híbridas (cuenta ajena/cuenta propia)? Es verdad que tenemos que avanzar en legislación, pero también en nuestro esquema mental. Pensemos más en trabajo y menos en empleo, más en trabajar contigo y menos en trabajar para ti, más en proyectos que en jornadas, más en colaboradores que en jefes; en definitiva, si nos abrimos a la flexibilidad bien entendida, también lo harán muchas puertas y oportunidades.
• Aprendizaje. Responsabilidad nuestra, como sujetos activos y no pasivos, continua y durante toda la vida, no confundiéndolo con la formación, que es parte, pero no es todo. Perpetuemos una mentalidad de aprendizaje aprovechando hoy en día la suerte de poder acceder a contenido y a esa formación más fácilmente, en multitud de disciplinas, en multitud de situaciones y con multitud de personas. No soy solo aquello que estudié o en lo que trabajé una parte de mi vida, sino aquello sobre lo que seguiré aprendiendo y formándome. La formación, la observación, la innovación y la colaboración nos ayudarán a encontrar y visualizar oportunidades y/o a crearlas si no las hay; en definitiva, el aprendizaje en todas sus vertientes.
• Tecnología. Una aliada siempre que la consideremos en sus vertientes de eficacia y eficiencia, pero también un freno y una disrupción para muchas personas. La tecnología te permite soñar “en grande” mientras trabajas “en pequeño”, hace posible lo que ayer parecía imposible, y para entenderla, utilizarla y sacarle partido no hay que ser ingeniero, solo entender lo que nos puede ofrecer en distintos contextos. La “democratización” de la tecnología nos ofrece multitud de oportunidades, de terrenos de juego, de caminos por explorar, seas nativo digital o baby boomer. Busca cuáles son los tuyos, y ten claro que no solo de “nativos digitales” o “tecnólogos” vive el mercado.
• Competencias “blandas”. En un mundo en constante cambio, no te quedes solo con el conocimiento “en bruto”, no estudies solo por rellenar tu currículum, eso ya es pasado. Separa el motivo (por qué) de la motivación (para qué), y adéntrate no solo en lo que sabes, sino en lo que eres. Frente a la inteligencia artificial, aporta inteligencia emocional; frente a la individualidad, trabajo colaborativo; frente a lo establecido, pensamiento crítico. Y frente a lo estándar, innovación y adaptación. Esas mal llamadas competencias “blandas” te pueden llevar tan lejos o más que los conocimientos técnicos, porque son las que te hacen único. Descubre las innatas, desarrolla las que no lo son y pon ambas a trabajar.
¡Y podríamos seguir! Como en cualquier cubo de Rubik, el camino no es único, y cada persona encuentra aquel con el que se siente más cómoda. Pero, independientemente de esto, una cosa tengo clara sobre la película del futuro en el mercado laboral: y es que “cualquier tiempo pasado no ha de ser mejor”.
Eso sí, como dijo Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez, y esperar resultados diferentes”. De nuestra locura, de la de tod@s y cada un@ de nosotr@s, depende.
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Enrique Escalante
Head of People & Talent Havas Group ·