Renovarse o... ¿morir?: operadores tradicionales que se adaptan al modelo 'sharing'
AC
Albert Cañigueral
Márketing y Ventas (Núm. 149) · Márketing · Mayo 2018
La revista TIME ya anunció que el consumo colaborativo sería una de las diez ideas que cambiarían el mundo. Algunos creyeron que se trataba de una reacción puntual a la crisis económica y que, en el fondo, sería flor de un día. Hoy, el fenómeno afecta de manera transversal a casi todos los sectores productivos. Lo llamamos "economía colaborativa" o "economía de plataformas", y ya ha cambiado profundamente la naturaleza de las organizaciones. Bajo la teoría de la economía de los costes de transacción, las plataformas digitales han demostrado ser un modelo organizativo netamente superior a los modelos industriales precedentes. Como dice Robin Chase, fundadora de Zipcar: "Cualquier negocio que pueda convertirse en plataforma se convertirá en plataforma". En términos del hype cycle, o ciclo de sobreexpectación, ya nos estamos acercamos al plateau of productivity en muchos casos.
En este contexto, las empresas tradicionales están reaccionando, y lo hacen de diferentes maneras. Cada "escenario", o actitud ante el desafío de la economía colaborativa, requiere un nivel de inversión diferente y comporta unos resultados potenciales diversos. Estos son los escenarios que se presentan:
1. Ignorar el fenómeno y esperar a que no les afecte y/o que desaparezca. Una solución fácil es evitar la situación o no mirarla, bajo la creencia de que no prestar atención al fenómeno hará que, con suerte, este desaparezca. Pero si no desaparece, los riesgos son importantes: la empresa estará en una posición retrasada y, por lo tanto, en desventaja respecto a aquellas otras de la competencia que sí hayan adoptado los modelos colaborativos. Años atrás, el hacer caso omiso quizá podría parecer una opción razonable; a fecha de hoy, parece una opción poco recomendable.
2. Luchar contra el fenómeno con política pública, 'lobby' o acciones de márketing. Una reacción habitual para proteger el modelo de negocio y organizativo conocido es emplear abogados, lobistas y/o técnicas de márketing y ventas agresivas para contrarrestar el fenómeno. En España sería el caso de Confebus, la patronal del autobús, que llevó a juicio a BlaBlaCar por supuesta competencia desleal. Otros casos serían el del sector hotelero, que ha influido en la redacción de los decretos de alojamientos turísticos en cada comunidad autónoma, o el de las recientes propuestas de Hacienda para el control fiscal de las plataformas. Los costes de esta agresiva...