Ser una organización innovadora, ¿de qué hablamos?
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Julen Ortiz de Murúa
Business Review (Núm. 236) · Estrategia · Junio 2014
Para que una organización innove, para que la innovación se inscriba en su ADN, previamente se han de transformar sus líderes. Es la fórmula para que el talento y la creatividad de la organización no huyan ni se escondan. Solo con la interiorización de un nuevo liderazgo transformacional será posible construir equipos de alto rendimiento innovador capaces de traducir las intuiciones e ideas en proyectos innovadores exitosos.
Sin líderes no hay innovación
La clave no es otra que el desarrollo y la formación de sus equipos directivos. Todo está en sus manos. Hay estilos de liderazgo sustentados en el miedo y la sumisión que coartan todo atisbo de creatividad. La realidad suele tener que ver más con estas formas de dirigir personas y equipos que con espacios de talento libres de expresar sus mejores ideas. Hoy se sabe lo han desvelado investigaciones realizadas por importantes universidades que muchas de las grandes ideas surgen de las aportaciones de los cuadros intermedios, de los empleados y de los clientes, lo que desmiente la visión tradicional que considera que la innovación procede exclusivamente de los departamentos de I+D+i.
Fácilmente se aprecia que el problema es crítico. Sin líderes que creen esos espacios y estructuras de confianza, así como de comunicación abierta y fluida, que necesita la creatividad, no hay ni ideas ni innovación en las organizaciones. Sin lugar a dudas, hay personas con intuiciones y sensibilidad que conectan con sus aspectos más creativos, pero lo habitual es que la propia organización (inconscientemente) bloquee la posible innovación.
Por ello, el desarrollo de los directivos y mandos intermedios ha de promover un liderazgo con modelos mentales y relacionales de alta complejidad para liberar la creatividad, precursora de la innovación, lo que, inevitablemente, pasa por el conocimiento de la mente; por observar cómo funciona el ser humano y conocer las palancas tractoras del imaginario creativo, activador de las ideas innovadoras. La realidad es que si las personas que ejercen el liderazgo no se conocen a sí mismas, su miedo al cambio puede llegar a boicotear, inconscientemente, todo intento de innovar. Las propias resistencias internas constituyen otra de las barreras.
El otro gran enemigo de la innovación es la obsesión por la obtención de resultados desde los atajos y la inmediatez del corto plazo. La ...