Una alternativa para la gestión del riesgo tradicional
Business Review (Núm. 198) · Habilidades directivas · Febrero 2011
Es bien conocido que durante la última década y, especialmente, en los últimos años algunas de las empresas más respetadas del mundo han quebrado. Los analistas han citado razones bien conocidas para explicar estas quiebras: los "sospechosos habituales" de los modelos de negocio no viables, la codicia, una dirección incompetente (y remunerada en exceso) y un entorno normativo especialmente laxo. Hay otra consideración clave que no se suele mencionar, algo que parece diferenciar a las empresas que han quebrado de aquéllas que no lo han hecho, y es el alcance y la penetración del enfoque de estas empresas con respecto a la gestión del riesgo.
El hecho de que la gestión del riesgo pueda ser una causa importante, aunque no la única, puede parecer contrario a la intuición. El American International Group (AIG), aquejado de problemas, por ejemplo, era líder en la gestión del riesgo e incluso mantenía a una de sus filiales como la responsable de esta gestión. Su anterior consejero delegado, Maurice R. "Hank" Greenberg, se enorgullecía de que AIG disponía de "los mejores [departamentos] de gestión del riesgo del condenado sector". Bear Stearns Cos. afirmaba contar con los "mejores procesos de su clase en el análisis y la gestión... del riesgo"; incluso el New York Times citó la "reputación cuidadosamente labrada de una sólida gestión del riesgo" de la compañía. Fannie Mae, la Federal National Mortgage Association, pregonaba sus "excelentes capacidades de gestión del riesgo y de cultura crediticia" y Lehman Brothers Holdings se enorgullecía de lo que sus líderes denominaban una "cultura de la gestión del riesgo a todos los niveles de la empresa".
Sin embargo, en estas empresas y en otras con culturas similares, la gestión del riesgo se llevó a cabo aparentemente de forma inadecuada. ¿Cómo pudo ocurrir? Sostenemos que la respuesta radica en los conceptos y prácticas de la gestión del riesgo tradicional, que tienden a buscar el riesgo en los lugares equivocados. Esto es, la quiebra no fue consecuencia de defender sólo en apariencia la gestión del riesgo o de aplicarla de forma deficiente, tal como se ha sugerido. En cambio, la caída fue el resultado de asumir riesgos demasiado grandes bajo la aparente seguridad de un enfoque de la gestión del riesgo que era de hecho erróneo. Cuanto mayor sea la dependencia de la gestión del riesgo tradicional, mayor será, en nuestra opinión, el riesgo que se asume sin saberlo y mayores las probabilidades de ...
Artículos relacionados
Una gran idea
TP