El lujo es un sector con un ecosistema propio, que responde a un modelo de negocio muy peculiar, con un cierto ocultismo y un gran poder de fascinación. ¿Qué podemos aprender de una industria que ya factura 1,5 billones de euros? ¿Cuáles son los códigos adecuados para adentrarse en la alta gama en el momento actual, evitando el riesgo de deslizarse por una pendiente en muchos casos demasiado vertiginosa y exigente?
Una breve historia del lujo para entender su futuro
SC
Susana Campuzano García
Business Review (Núm. 349) · Estrategia · Noviembre 2024
A partir de las artes decorativas europeas creadas en talleres artesanales, el lujo emprendió un viaje heroico allá por los años setenta del siglo pasado para llegar a convertirse en la increíble industria que conocemos hoy (ver el cuadro 1). En la actualidad se trata de un sector que factura 1,5 billones de euros1, estructurado en grandes grupos y marcas independientes, que señorea con un gran poder de influencia sobre la sociedad y el resto de los mercados.
Podemos situar el germen del lujo en los talleres y oficios de las llamadas artes decorativas, que fabricaban piezas de arte o artesanías funcionales y ornamentales. Estas artes para la vida diaria, de las que encontramos huella desde la prehistoria, fueron llamadas injustamente artes menores para diferenciarlas de las artes mayores, como son la arquitectura, la pintura e incluso la escultura. La reivindicación del lujo como arte comenzaba su historia.
Un momento clave en su desarrollo fueron las cortes italiana y francesa de los siglos XVII y XVIII, en las que se crearon una serie de manufacturas reales que incentivaron el consumo entre príncipes y nobles, y que tuvieron influencia en la burguesía y otras cortes europeas. El inicio del lujo y el estatus, tal y como los entendemos hoy en día, tomaba forma.
El gran promotor de las artes decorativas fue Luis XIV, que, para enaltecer su nombre y la gloria de Francia, nombró superintendente de Artes y Oficios a su ministro Colbert, dándole la noble misión de decorar Versalles con las mejores artes decorativas de Europa.
Más adelante los grandes cambios que se produjeron en el siglo XVIII extendieron el lujo a las ciudades, dando inicio a la primera democratización del sector. En esa época nacieron marcas conocidas por todos, como la relojera Breguet (1775), que hoy pertenece al grupo Swatch, o la joyera Chaumet (1780), que se integra en el grupo LVMH.
Tenemos que llegar a principios del siglo XIX para que se produzca la conexión entre la sociedad de consumo y los objetos de lujo. Cuentan las crónicas que Napoleón I alentaba a sus tropas a difundir el lujo francés allá donde fueran. También en la primera mita...
Susana Campuzano García
Directora de los programas de dirección del sector del lujo en IE Business School, socia directora de Luxury Advise y autora de 'El universo del lujo' y 'La fórmula del lujo' ·