Este artículo se centra en 3D Robotics, una compañía de drones con plataformas UAV (vehículos aéreos no tripulados, por sus siglas en inglés), y analiza lo que la empresa debería anhelar en este momento de inexión, crítico en su historia. Asimismo, muestra lo que convierte 3D Robotics en una compañía única, sobre todo cuando es comparada con otras organizaciones más tradicionales, que no fabrican sus productos y que no trabajan con un código abierto
3D Robotics
Casos prácticos
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Un día de primavera, en 2014, Chris Anderson, director general de 3D Robotics (3DR), una empresa desarrolladora de drones, miraba con los ojos entrecerrados un pequeño objeto negro y azul con cuatro hélices giratorias que cruzaba el cielo. Se encontraba en el jardín de su oficina probando el IRIS, un pequeño dron que volaba de manera autónoma a través de una tableta Android, un teléfono móvil o un ordenador portátil y que se podía programar para que despegase, volase de un punto preciso (A) a otro (B), evitara obstáculos a través de sensores y aterrizara por sí solo.
Aunque la palabra "dron" evocaba hasta ese momento imágenes de maniobras militares secretas con aparatos no tripulados, Anderson, exeditor jefe de la revista Wired, logró cambiar esa percepción a través de 3DR, la empresa que había cofundado en 2009. 3DR era un ejemplo de fabricante del futuro: un diseñador de hardware moderno que coordinaba una gran comunidad de desarrolladores de software de código abierto que daban soporte a sus dispositivos. De hecho, Anderson describía la empresa como "el uso del software de hoy para construir el hardware del mañana".
En 2014, 3DR tenía 200 empleados en América del Norte, con una oficina de investigación y desarrollo en Berkeley, California, y una fábrica en Tijuana, México (que fabricaba drones listos para su uso que se vendían por tan solo 400 dólares). La empresa había obtenido en 2012 unas ventas de 10 millones de dólares y 30.000 pedidos, y de 20 millones en 2013, ya que solo cobraba el hardware y regalaba los bits (archivos de diseño, software, etc.) a los 28.000 clientes que tenía en todo el mundo. Estos clientes también compraban los motores, baterías, cables y hélices a 3DR. La línea de productos de la compañía incluía un solo avión no tripulado de estilo plano, cuatro aviones no tripulados Copter y el IRIS, su nuevo dron de consumo.
A la vez que Anderson mantenía los ojos clavados en cada movimiento sutil del IRIS, estaba emocionado por el futuro de 3DR y sorprendido por el auge de los drones que él y su empresa habían ayudado a crear. En su cabeza se repetía una situación a la que había estado dándole vueltas con frecuencia: "Tenemos que ser el futuro de X". Y una de las principales tareas a realizar en los siguientes meses tenía que ser averiguar qué era lo que había detrás de X: ¿macrodatos...
Chris Anderson
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CEO de 3D Robotics y fundador de DIY Drones. Desde 2001 hasta 2012 fue editor jefe de la revista Wired.
Toby Stuart
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Profesor Leo Helzel de Emprendimiento e Innovación y director del Lester Center for Entrepreneurship en la Haas School of Business de la Universidad de California, Berkeley.
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