Cómo aumentar un comportamiento ético en las empresas
Business Review (Núm. 273) · Habilidades directivas · Diciembre 2017
Tras el colapso en 2008 del mayor esquema Ponzi [una especie de estafa piramidal. N. del T.] del mundo, los clientes de Bernard Madoff Investment Securities perdieron unos 65.000 millones de dólares. A toro pasado, los inversores señalaron la gran alarma que debía haberse producido ante los rendimientos que ofrecía Madoff, demasiado buenos para ser verdad: eran increíblemente altos y estables, un 11% al año, sin que ningún año experimentaran una reducción, y eran sustancial y constantemente más altos que los del índice S&P 500, con una volatilidad sorprendentemente escasa.
Madoff empleaba a una pequeña empresa de auditoría de tres personas en la que tan solo había un propietario contable en activo; el otro propietario era un contable jubilado de ochenta años que vivía en Florida. Madoff era extremadamente reservado sobre su estrategia de inversión y selectivo sobre quién podía invertir en sus fondos. A pesar de estos signos, que dejaban traslucir un comportamiento fraudulento, el esquema Ponzi de Madoff no fue descubierto durante algo más de un decenio, algo que sorprendió incluso al propio Madoff. Aunque unos pocos inversores sospecharon que había sucedido algo, a muchos –incluso a los que tenían unos conocimientos amplios de finanzas– les pilló completamente por sorpresa o no supieron actuar ante las sospechas. Detrás de este escándalo había dos grupos de personas que contribuyeron al crecimiento del esquema Ponzi:
Francesca Gino
Tandon Family Professor de Administración de Empresas en la Unidad de Negociación, Organizaciones y Mercados de Harvard Business School ·
Max Bazerman
·
Profesor Jesse Isidor Straus de Administración de Empresas en la Harvard Business School y codirector del Centro de Liderazgo Público de la Harvard Kennedy School.
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TP