Cómo incrementar la e-confianza en el comercio electrónico
Business Review (Núm. 201) · Habilidades directivas · Mayo 2011
Internet, red de redes por excelencia, se ideó en la década de los sesenta con fines diversos a los actuales. En sus orígenes fue un proyecto militar estadounidense destinado a crear una red de ordenadores que uniera los centros de investigación dedicados a labores de defensa, preparada para seguir funcionando en el hipotético caso de que alguno de sus nodos fuera destruido por un ataque nuclear. Con los años, se ha erigido en un canal de distribución de un número creciente de productos y/o servicios con un futuro extraordinariamente prometedor, que permite realizar prácticamente cualquier tipo de transacción comercial.
Según el Instituto Nacional de Estadística, a finales de 2009 el 96,2% de las empresas españolas de diez o más asalariados disponía de conexión a Internet y el 58,9% contaba con un sitio web, lo que es verdaderamente significativo. Aunque estos datos están por debajo de la media europea, la cifra de negocio que estas organizaciones realizan a través de Internet es del 11% y se sirven de la Red principalmente como soporte de comunicación. Por lo que al consumidor se refiere, se observa que el 63,6% de los españoles cuenta con algún tipo de dispositivo de conexión a Internet. Si se considera el nivel de acceso en relación con Europa, España se encuentra muy por debajo de la media europea. Así, el porcentaje de españoles que cuenta con conexión es del 45%, frente al 59% en la Europa de los quince o al 56% en la Europa de los 25. En el futuro, la adopción de Internet como canal de compra dependerá del éxito o el fracaso del comercio electrónico.
Este último, en todo caso, se encuentra caracterizado en el momento actual por un alto grado de información asimétrica y un bajo nivel de interacción entre consumidores y comerciantes, que influye tanto en las condiciones como en los términos en los que tiene lugar la transacción y genera, en cierta medida, desconfianza. Para hacer frente a tal extremo se crearon diferentes estructuras de confianza, tal y como veremos.
La conveniencia de mostrar públicamente que una empresa está adherida o comprometida con un código de buenas prácticas determina que sea preciso elaborar una suerte de distintivo para identificar o, mejor dicho, delimitar el colectivo empresarial susceptible de mostrar dicha enseña en sus sitios web. Una señal representa un signo exhibido por una de las partes para poner de manifiesto que un bien, servicio o empresa goza de determinadas cualidades o ...
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TP