Un modelo integral para la toma de decisiones estratégicas basado en la claridad de roles, el pensamiento deliberativo y la retroalimentación estructurada puede servir para reducir errores, fortalecer la responsabilidad y fomentar una cultura de aprendizaje continuo. Se trata de un primer paso para optimizar la colaboración en los equipos multidisciplinares y los resultados de la organización.
Decisiones estratégicas en equipos multidisciplinares: un modelo para la eficiencia y la responsabilidad


MA
Máximo Alonzo Cerón
Business Review (Núm. 353) · Habilidades directivas · Marzo 2025
La toma de decisiones en equipo, idealizada como un proceso colaborativo, se ve sometida a desafíos que afectan a su eficacia. Entre estos, el “ruido” y el “pensamiento grupal” destacan como barreras clave que distorsionan los juicios y debilitan los resultados. Daniel Kahneman define el ruido como la variabilidad no deseada en los juicios, causada por diferencias en percepciones y enfoques individuales1. Esta variabilidad, lejos de enriquecer las discusiones, introduce confusión y compromete la precisión. Por ejemplo, en equipos multidisciplinares, como los de desarrollo de productos, el ruido puede manifestarse cuando los ingenieros priorizan la viabilidad técnica mientras que los diseñadores se enfocan en la experiencia del usuario, lo cual dificulta los consensos.
Por su parte, Irving Janis identifica el pensamiento grupal como una tendencia a priorizar el consenso sobre el análisis crítico, especialmente en equipos donde se valora la armonía por encima del debate2. Este fenómeno conduce a decisiones conformistas, en las que los miembros evitan expresar opiniones divergentes por temor a romper la cohesión del grupo. En un equipo de marketing, por ejemplo, esto podría traducirse en el lanzamiento de una campaña mal evaluada porque nadie se atrevió a cuestionar la viabilidad de la idea inicial.
Aunque diferentes en su naturaleza, el ruido y el pensamiento grupal comparten una consecuencia común: ambos afectan negativamente a la calidad de las decisiones. El ruido introduce inconsistencias, mientras que el pensamiento grupal suprime perspectivas valiosas. Esta combinación puede ser particularmente perjudicial en contextos estratégicos, donde las decisiones deben estar fundamentadas en datos objetivos y un análisis riguroso.
Superar estas barreras requiere estructurar procesos que fomenten el análisis crítico y reduzcan la influencia de sesgos individuales. Por ejemplo, establecer protocolos que incluyan revisiones cruzadas de datos y asignar roles específicos para el cuestionamiento crítico puede minimizar el ruido y garantizar que las decisiones estén bien fundamentadas. En este sentido, comprender y abordar estas dinámicas es el primer paso para construir equipos capaces de tomar decisiones más precisas y alineadas con los objetivos organizacionales.
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Máximo Alonzo Cerón
Gerente de Producción en Arod ·
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TP