Tanto si trabajamos en un hospital, en un banco o en una empresa consultora, todos nosotros nos enfrentamos a problemas que van desde lo más sencillo hasta lo complicado. Los problemas sencillos son gratamente obvios: sabemos a dónde queremos ir y cómo conseguirlo. Este tipo de problemas suele venir con un conjunto de instrucciones, por lo que cualquier persona que las siga puede llegar a la misma solución. Los pasos que conlleva son relativamente pocos; el nivel de dificultad, relativamente bajo
El talento artístico y la resolución de problemas en la empresa: el territorio, un mapa y un compás
HA
Hilary Austen Johnson
Business Review (Núm. 197) · Habilidades directivas · Enero 2011
Business & Technology (Núm. 29) · Habilidades directivas · Octubre 2016
La mayor parte de los directivos estarán de acuerdo en que cada vez es menor el número de problemas que se pueden calificar de "sencillos". Los problemas complejos a los que nos enfrentamos en la actualidad tienen diferentes nombres: "descontento social", "problemas infames" y "problemas muy peliagudos"; me gusta denominarlos problemas enigmáticos. A medida que las definiciones de "fines" (adónde nos dirigimos) y "medios" (cómo lo conseguimos) se vuelven más ambiguas y aumenta el número de variables, la dificultad para solucionar este tipo de problemas se intensifica de forma radical, una diferencia no sólo de escala, sino también de especie.
A medida que vamos solucionando los problemas enigmáticos, los fines y los medios no sólo resultan inciertos, sino que también son interdependientes: según se desarrollan los esfuerzos para solucionarlos, los fines evolucionan a medida que los medios se van generando. Igualmente, a medida que los medios evolucionan, nuevos fines se vuelven posibles, los cuales, a su vez, pueden exigir nuevos medios. Todo esto invita a una observación: los problemas enigmáticos a los que nos enfrentamos comprenden características idénticas a aquéllos con los que nos encontramos habitualmente en las artes, incluyendo la incertidumbre, la ambigüedad, la complejidad, el cambio, la sorpresa, la elección, la sutileza, la indeterminación, la exclusividad y la anteriormente mencionada interdependencia entre los fines y los medios.
Hasta ahora se ha hecho poco para aprovechar esta observación. ¿Buscan los directivos ayuda por parte de los artistas para solucionar los problemas del mundo real? A primera vista, parece absurdo. Seamos sinceros, en los círculos racionales, los artistas no son famosos por sus habilidades para resolver problemas. Creo que todos podemos aprender del enfoque que los artistas adoptan respecto a su trabajo. Los artistas ven las características de los problemas enigmáticos no como obstáculos sino como oportunidades estimulantes; en lugar de temer la ambigüedad, la buscan; y en lugar de evitar las sorpresas, las aceptan.
¿Puede esto significar que los problemas enigmáticos que están presentes en las organizaciones modernas se pueden tratar como oportunidades para el talento artístico? Así lo creo, pero sólo si cruzamos una frontera por lo general prohibida y entramos en un mundo que ha estado siempre abierto para...
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Hilary Austen Johnson
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Consultora y escritora, miembro del consejo asesor del decano en Rotman.
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TP