Emprender por valores y felicidad
SG
Salvador García
Business Review (Núm. 273) · Estrategia · Diciembre 2017
Emprender proviene del latín prendere, que significa prender o iniciar un fuego a partir de una chispa. Pero ¿qué son los emprendedores por valores? La chispa que enciende la pasión creadora de una persona emprendedora por valores ("EpV") no acostumbra a seguir el patrón lógico habitual de responder a una buena oportunidad de mercado para obtener beneficios económicos, para satisfacer su necesidad de logro o, "simplemente", para tratar de sobrevivir. Una necesidad humana no resuelta, una injusticia o un daño medioambiental despiertan su consciencia (darse cuenta) y su conciencia (tener en cuenta) especialmente sensibles, y, en lugar de mirar para otro lado, decide buscar su felicidad, o al menos buena parte de ella, dedicando su vida profesional a dar a este reto una respuesta coherente y eficaz. Y lo hace a través del diseño y gestión de un proyecto de empresa específico, dotado de un modelo de negocio o lógica económica y organizativa que lo haga viable, como veremos más adelante al hablar del canvas de Modelo de Negocio por Valores (ver tabla 2, en las páginas siguientes).
La idea o chispa inicial de un emprendedor por valores que canalice su propósito de contribución propia al mundo y le permita ganarse la vida con sentido puede surgir del entrecruzamiento de estos dos bloques de reflexiones o preguntas inspiradoras:
a) Inquietudes con respecto al mundo. ¿Qué mundo quiero ver o qué es lo que veo en el mundo que me gustaría que no existiera o que fuera diferente? ¿Qué hechos he observado en la vida (negativos o positivos) que me generan una activación especial? ¿Cuál quiero que sea mi contribución a mi entorno para colaborar en un mundo mejor? ¿A quiénes me gustaría ayudar?
b) Autoconocimiento. ¿Quién soy? ¿Qué tengo para aportar?
- Lo que me apasiona, lo que me da vida.
- Mi don especial, mi mejor talento o cualidad, que al entregarlo hace que me sienta feliz. ● Valores personales (éticos, pragmáticos y emocionales) que tengo.
- Mis conocimientos técnicos.
- Lo que aporto en un equipo
- Los recursos materiales de los que dispongo.
- Lo que sé hacer mejor... Esta iniciativa de contribución de un EpV puede orientarse en tres direcciones, que pueden o no alternarse a lo largo de la vida profesional: