Tener conciencia de cómo nos perciben los demás y emplearlo de forma inteligente puede ayudarnos a encontrar nuestra propia ventaja frente a los demás. ¿Cuáles son las claves para empoderarnos y combatir los sesgos implícitos en las relaciones interpersonales en entornos empresariales? Hablamos de ello con Laura Huang, profesora en la Harvard Business School, así como de la importancia del autoconocimiento y del papel de la intuición en la toma de decisiones en las organizaciones
Entrevista a Laura Huang: Convierte la adversidad en tu ventaja
Entrevistas
AG
Angi González Vives
Business Review (Núm. 324) · Habilidades directivas · Julio 2022
Management & Innovation (Núm. 50) · Habilidades directivas · Noviembre 2022
Algunas personas tienen el potencial para llamar la atención y atraer el apoyo de forma natural, pero la mayoría de los líderes, emprendedores e inversores, no. La parte positiva es que esta habilidad se puede aprender y mejorar. ¿Por dónde empezar?
Lo primero que sugiero a los emprendedores es que se hagan las siguientes preguntas. He descubierto que aquellos que entienden las respuestas a estas preguntas pueden empezar a obtener su ventaja frente a los demás:
• ¿Cuáles son mis cualidades básicas que puedo proporcionar a los clientes/stakeholders?
• ¿Cuáles son mis limitaciones a la hora de ofrecer estas cualidades básicas?
• ¿Puedo modificar algo para hacer frente a esas limitaciones?
• ¿Cómo me ven los demás?
• ¿Cómo quiero que me vean los demás?
• ¿Cómo puedo guiar a las personas para que me vean de esta manera?
• ¿Cómo puedo deleitar a los demás?
Como has dicho, en muchas ocasiones, el trabajo duro, la constancia, las credenciales o el esfuerzo, a veces, no hablan por sí mismos: la forma en que nos ven los demás puede resultar más poderosa. Y ello puede generar situaciones muy frustrantes. ¿Cómo afrontar estas circunstancias?
Ha habido momentos en mi vida en los que sabía que todo mi trabajo y esfuerzo, simplemente, no era suficiente para garantizarme un asiento en la mesa. A través de estas experiencias aprendí que, para tener éxito, debes ser inteligente y convertir tus adversidades en ventaja.
¿Hasta qué punto debemos tener en cuenta las percepciones que las otras personas tienen de nosotros?
Las percepciones de los demás deberían informarte, pero nunca definirte: mostrar a los demás tu verdadero y auténtico ser es tu trabajo. Como detallo en mi investigación y en mi libro, puedes usar tu comprensión de las percepciones de los demás para guiarlos hacia quién eres tú auténticamente, y cambiar así la forma en que te ven hacia una más positiva.
Precisamente, en tu libro nos invitas a tomar el control de cómo nos perciben las personas y aprovecharlo para utilizarlo a nuestro favor y encontrar lo que llamas “EDGE”. ¿Podrías desarrollar un poco esta idea?
Obtener una ventaja, lo que llamo EDGE, consiste en enriquecer, deleitar, guiar y esforzarse:
• “Enriquecer” hace referencia a identificar tus propias cualidades básicas: el valor que tienes para ofrecer. ¿Cuál es tu mayor fortaleza, eso que te diferencia de los demás? Al mismo tiempo, también debes ser capaz de reconocer tus debilidades. Cuando entiendes cuáles son tus cualidades básicas y tus defectos, conoces las cartas que traes a la mesa y operas dentro del parámetro de tu “círculo de competencia”.
• “Deleitar” es la idea de que puedes sorprender gratamente a los stakeholders clave para que se sientan más intrigados e interesados en ti. El deleite puede presentarse de muchas formas, desde microinteracciones hasta políticas para toda la empresa. Por ejemplo, el fundador de una pequeña compañía de ropa puede deleitar a los clientes ofreciéndoles un obsequio con su compra. Este obsequio sorprende gratamente al cliente y lo incentiva a regresar a la tienda en previsión de interacciones igualmente agradables.
• “Guiar” apela al individuo a reformular las percepciones potencialmente negativas que tienen los demás hacia algo positivo. Primero debes reconocer la razón por la cual los demás tienen una visión negativa de ti. Luego debes saber qué percepciones positivas deseas que las personas tengan en su lugar. Desde aquí, puedes replantear las percepciones de las personas sobre tu negocio para resaltar lo positivo y minimizar lo negativo. Guiar no se trata de gestionar las impresiones o cambiarte a ti mismo, sino de aceptarte y resaltar el valor que brindas.
• “Esfozarse” hace referencia a trabajar duro. El trabajo duro es fundamental, pero hay que tener en cuenta que, por sí solo, no es suficiente. Cuando sabes cómo enriqueces, deleitas y guías, es cuando tu esfuerzo y trabajo duro trabajan más para ti.
¿Qué diferencia a una persona con ventaja de otra sin?
La conciencia de sí misma. Una persona con ventaja es aquella que es capaz no solo de comprender sus propias fortalezas, debilidades y rasgos subestimados, sino también de tener conciencia de cómo los demás perciben cada una de estas cosas.
En tu libro también explicas los pasos a seguir para convertir la adversidad en ventaja. ¿Podrías darnos algún consejo o sugerencia al respecto?
• Cuando te prepares para reuniones importantes, no lo hagas en exceso. La preparación excesiva puede inmovilizarte y hacer que parezcas rígido o torpe. En su lugar, ten en mente algunas viñetas que te permitirán improvisar (¡y deleitar!) de una manera fluida.
• No te compares con los demás, solo compárate contigo mismo. Dado que todos somos individuos únicos, compararse con los demás no te beneficiará, y es probable que te lleve por el camino equivocado. En su lugar, piensa en tus experiencias de vida y opta por la direccionalidad.
• Adopta la autenticidad. Tu personalidad es como un diamante, brillando desde diferentes ángulos. Y al igual que hay muchas facetas de un diamante que reflejarán un brillo único según el ángulo, tú eres una persona multifacética que brilla de manera diferente en distintas situaciones. Conoce tus propias facetas para que puedas brillar en las situaciones adecuadas.
En todo este proceso, el autoconocimiento es fundamental. Nos encontraremos analizando nuestras fortalezas y debilidades, revelando nuestras metas y fracasos y, por supuesto, dándonos cuenta de que las percepciones de los demás pueden ser correctas. ¿Puede ser emocionalmente abrumador? No tiene por qué serlo. Es importante tener en cuenta que no hay que ser demasiado crítico cuando uno analiza sus fortalezas y debilidades. El desarrollo de la autoconciencia tiene que ser una práctica de comprensión genuina, no una experiencia desgarradora centrada en las críticas. De manera similar, hay que reconocer, procesar y ver los fallos o los fracasos como un paso más hacia el éxito. La autoconciencia es una práctica que puede fortalecerte en lugar de destruirte.
También la comunicación es una herramienta importante para exponer el valor de uno. ¿Es indispensable para todo líder?
Al final, todo se reduce a la comunicación, tanto si te estás comunicando con empleados como si lo estás haciendo con clientes, inversores, socios o legisladores. Cuando dominas el arte de la comunicación, eres capaz de abrir puertas, corazones y oportunidades.
El género, el atractivo físico, la apariencia, el acento, etc., son factores que intervienen, conscientemente o no, en nuestra percepción de los demás y, en consecuencia, en nuestra toma de decisiones. ¿Qué otros elementos interfieren?
Gran parte de mi investigación se centra en cómo los sesgos implícitos afectan a las relaciones interpersonales. Los sesgos implícitos hacen referencia a que tenemos percepciones inconscientes de quienes nos rodean basadas en estereotipos internalizados. El problema surge cuando esos sesgos comienzan a manifestarse en la comunicación y, por lo tanto, afectan a los resultados profesionales, lo que da como resultado que algunas personas tengan una clara ventaja sobre otras desde el principio, simplemente, basándose en rasgos inmutables.
A lo largo de los años, los avances tecnológicos y sus implicaciones, como el uso de las redes sociales, por ejemplo, ¿se han convertido en fuente de nuevos sesgos o prejuicios?
Totalmente. Estas plataformas se han convertido en nuevos medios a través de los cuales otros tienen percepciones de nosotros en función de nuestra apariencia y comportamiento.
Cuando alguien emprende el viaje para encontrar su propia ventaja, seguramente se dé cuenta de que está jugando el papel contrario en algunas situaciones (tomando decisiones sesgadas, actuando en base a clichés y prejuicios). Por lo tanto, nuestro enfoque es enriquecedor no solo para hacer que otras personas nos valoren como nos gustaría, sino también para tratar mejor a los demás y valorarlos adecuadamente. ¿Qué es lo más difícil para entender cuáles son nuestros sesgos implícitos y cómo superarlos?
Entender que tus percepciones iniciales no tienen que definirte. La forma en que piensas y actúas en el futuro se puede ajustar y perfeccionar continuamente.
En tus investigaciones has observado que la intuición tiene un papel decisivo en la toma de decisiones empresariales. Puede incluso predecir de forma efectiva inversiones rentables. Esta idea es opuesta a lo que se suele enseñar en algunos entornos académicos...
En esencia, muchas decisiones en el lugar de trabajo son decisiones profundamente humanas y orientadas a las personas. Por naturaleza, las interacciones humanas se definen por varios factores “blandos”, como señales, pistas, percepciones y juicios instantáneos, en lugar de por datos objetivos. A causa de esta falta de datos fehacientes, las personas, a menudo, se ven obligadas a confiar principalmente en su intuición e instintos al tomar decisiones importantes.
Aunque, generalmente, se piensa que es algo irracional y poco científico, la intuición es, muchas veces, el resultado de que nuestra mente extraiga de manera subconsciente una gran cantidad de datos e información que ha ido recopilando a través de nuestras experiencias pasadas. De hecho, mi investigación sugiere que la intuición puede ser útil en circunstancias muy inciertas, en las que otros datos no son útiles. En varios estudios que he llevado a cabo, durante los últimos ocho años, sobre decisiones de alto riesgo he descubierto que el papel de la intuición puede inspirar a los líderes a tomar decisiones efectivas en situaciones de alta presión. Cuando nos enfrentamos a la sobrecarga de información y a la incertidumbre en un escenario de alto riesgo, confiar en nuestro instinto puede permitirnos avanzar, en lugar de paralizarnos.
¿Cuándo es positivo seguir nuestro instinto y cuándo no debemos basar nuestras decisiones en ello?
Al decidir tomar una decisión, se deben considerar dos factores:
• El tipo de problema en cuestión.
• El contexto en el que se está tomando la decisión.
Confiar en tu intuición es mejor para situaciones que trascienden la rutina o la utilidad de los cálculos de datos. Por ejemplo, los inversores, a menudo, confían en su intuición cuando deciden invertir en un negocio. Si bien es probable que consulten y observen modelos financieros y proyecciones de datos, existen muchas incertidumbres que, simplemente, no se pueden representar con datos concretos. Esta falta de certeza hace que el inversionista confíe en su intuición para hacer una llamada.
La intuición también es efectiva para aquellas situaciones en las que se busca tomar una decisión única y distinta, que se aparta de la norma. Por ejemplo, invertir en una startup unicornio, probablemente, requiere el uso de la intuición, porque lo que estás buscando es ese “diamante en bruto” que te separa de los demás. Por lo tanto, si quieres tomar decisiones novedosas, la intuición puede ser útil. Sin embargo, si tu objetivo es seguir un prototipo o modelo ya establecido, entonces no confíes en la intuición.
Angi González Vives
Editora de Harvard Deusto ·
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TP