La experimentación, motor de la innovación empresarial

La experimentación, motor de la innovación empresarial La experimentación, motor de la innovación empresarial
Management & Innovation (Núm. 53) · Estrategia

El “aprender haciendo”, el probar, el experimentar... tienen una presencia cada vez mayor en la realidad empresarial. El ser y el transcurrir del tiempo han cambiado de forma abrupta, y, en un contexto de transformación continua, las empresas no disponen de los períodos dilatados y seguros para pensar, debatir, testar y asegurar todos sus pasos. Los nuevos tiempos ponen el acento en la experimentación como una herramienta clave de la gestión organizacional

Nos encontramos en plena era de cambios continuos y sin precedentes. La forma en la que trabajamos y nos relacionamos fue modificada abrupta y radicalmente en cuestión de semanas, en lugar de lo que se preveía que iban a ser años de transformación digital. Por eso la experimentación y las metodologías ágiles tienen cada vez más presencia como herramientas clave de gestión e innovación.

 

¿Qué es la cultura de experimentación y por qué es importante? Las organizaciones de todo el mundo se han visto frente a la necesidad de innovar y fortalecer su presencia digital para sobrevivir y adaptarse, incluso en industrias fuertemente reguladas como la salud o el transporte. La transformación digital se ha hecho de forma apresurada y está cambiando profundamente la gestión de equipos y organizaciones. Además, se dispone de menos tiempo para pensar y planificar, lo cual era una parte básica de la gestión en empresas tradicionales.

Según el Informe de Riesgos Globales 2021 del World Economic Forum (WEF), el panorama empresarial se tiene que enfrentar a una incertidumbre aún mayor en los años posteriores a la COVID-19. Frente a estas perspectivas de alto riesgo, muchas empresas se preguntan cómo afrontar lo que les espera.

Los planes estratégicos, que se implementan en cascada en muchas organizaciones, se basan en la creencia obsoleta de que podemos predecir el futuro. Pero, a medida que el entorno empresarial se vuelve más complejo y disruptivo, cada vez es más difícil realizar predicciones acertadas, y se deberían desarrollar capacidades que permitan captar y aprovechar nuevas oportunidades1.

El destacado teórico de gestión empresarial Henry Mintzberg hizo ya en 1985 una distinción entre estrategia deliberada y emergente:

Estrategia deliberada. Es la más tradicional. Se basa en el alto liderazgo para establecer objetivos y desarrollar planes para lograrlos.

Estrategia emergente. Sería una estrategia que surge de toda la organización, a través del tiempo, a medida que el entorno cambia y la organización se adapta. Es un enfoque orgánico del crecimiento, que permite a las empresas aprender y desarrollar continuamente nuevas estrateg...


Nanita Ferrone

Profesora y especialista en Design Thinking del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade Business School ·

Sonia Navarro

Ecosystem Architect for Experiential Learning en Fusion Point, Esade Business School ·