Diagnosticar enfermedades de forma más precoz, dar con tratamientos más eficaces y personalizados o evitar complicaciones en una cirugía son solo algunas de las ventajas derivadas de la aplicación de inteligencia artificial en la atención sanitaria. ¿Cómo monetizarlo?
La inteligencia artificial, una disciplina estratégica en el creciente sector de la medicina digital
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Harvard Deusto
Business Review (Núm. 327) · TIC · Noviembre 2022
La capacidad de programas, aplicaciones y sistemas para tomar decisiones inteligentes a partir de algoritmos –es decir, la inteligencia artificial (IA)– se ha convertido en una de las piedras angulares de un sector que se encuentra en expansión: el de la medicina digital. Y es que el paradigma de la atención sanitaria está cambiando a raíz de su alianza con la tecnología, que ha incrementado el número de visitas médicas virtuales, las operaciones realizadas con robots, así como la presencia, en smartphones y demás dispositivos móviles, de aplicaciones cada vez más completas, que monitorizan en tiempo real nuestras pulsaciones por minuto o el nivel de oxígeno que tenemos en la sangre, entre muchos otros parámetros.
Las cifras corroboran esta tendencia. La industria de la medicina digital movió 175.600 millones de euros en el mundo el año pasado y cuenta con un crecimiento medio anual del 27,7%, según las estimaciones de la empresa de consultoría Gartner, para la que este ritmo de incremento interanual se mantendrá, al menos, hasta el 2030.
Nuevas oportunidades de negocio
La buena salud de este mercado abre grandes oportunidades de negocio, a través del desarrollo de programas, aplicaciones, plataformas o sistemas que cuentan con la innovación como carta de presentación en el mercado. En el caso de la IA aplicada al sector sanitario, estas son algunas de las ventajas médicas que incorpora:
- Ayuda a los profesionales sanitarios a ser más precisos en los diagnósticos. Un reciente estudio desarrollado por investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) presentó, por ejemplo, un sistema de IA que fue capaz de determinar, con un 75% de precisión, qué personas tenían Parkinson, solo analizando su respiración mientras dormían. La máquina les diagnosticó la enfermedad antes de que aparecieran los primeros síntomas motores de la misma.
La mayor precisión diagnóstica asociada a la IA también proviene de la existencia de sistemas que analizan e interpretan imágenes médicas (TAC, radiografías, escáneres…). El proyecto iFind, por ejemplo, se basa en el análisis inteligente de imágenes fetales para detectar, sin ir más lejos, eventuales malformaciones.
- Contribuye a ofrecer tratamientos médicos más personalizados. Esta ventaja, que parte de un diagnóstico más preciso, crecerá en un futuro si fructifican proyectos como el de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, que trabaja en la creación de un “gemelo digital” de un paciente, basado en su historial médico, su edad, su perfil genético y sus hábitos de vida. Esta tecnología permitirá saber qué tipo de operación o tratamiento puede funcionar mejor en cada persona, ya que se comprobará antes cuál es su efectividad en el “gemelo digital”.
- Predice complicaciones antes de que aparezcan. El sistema de IA MySurgeryRisk, por ejemplo, extrae datos clínicos del paciente en tiempo real, los analiza y los envía al dispositivo móvil del cirujano para determinar qué complicaciones pueden surgir en un postoperatorio.
Obtener e interpretar datos
Para alcanzar estos beneficios, los sistemas de IA para la atención médica se basan en dos herramientas que tienen un enorme potencial de aplicación en numerosas empresas:
- ‘Big data’. A partir del análisis de una ingente cantidad de datos (incluidos imágenes y vídeos) vertidos en el sistema, este llega sus conclusiones desde el punto de vista “médico”. Lo que el cerebro humano tardaría años en estudiar, el hardware lo analiza de inmediato.
- ‘Machine learning’. Las plataformas de inteligencia artificial, también las orientadas a fines sanitarios, son capaces de aprender constantemente de la información que reciben y, de esta manera, perfeccionan sus algoritmos para ser aún más efectivas.
Pero, más allá de sus ventajas y particularidades, las empresas que desarrollan sistemas de IA sanitaria y de medicina digital cuentan con una fortaleza añadida: el uso de sus plataformas tecnológicas permitirá a las administraciones públicas y a los agentes sanitarios privados reducir costes asistenciales. Según un análisis de McKinsey, Estados Unidos –uno de los mercados donde la medicina digital está más extendida– se habría ahorrado una séptima parte del 17,7% del PIB que el país destinó al gasto sanitario si se hubieran implantado, mejor, herramientas de medicina digitalizada.
Con todo, el sector sigue en expansión, y, ya en el 2021, la inversión en tecnología de las empresas de salud ascendió a 6.700 millones de dólares en Europa, más del doble de los 2.900 millones que invirtieron un año atrás, según Mckinsey. Falta, eso sí, vencer aún ciertas reticencias de algunos médicos y de pacientes que aseguran no fiarse por completo de lo que una máquina “piense” y “opine” sobre su propio cuerpo.
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