La necesidad de un liderazgo humilde para el entorno laboral líquido

La necesidad de un liderazgo humilde para el entorno laboral líquido La necesidad de un liderazgo humilde para el entorno laboral líquido

La modernidad líquida está agudizando determinados fenómenos negativos en el entorno laboral, que tienden a degenerar en una cultura organizativa instrumental y narcisista. Por suerte, la humildad puede ayudar a contrarrestarlos para que se imponga una cultura basada en el diálogo y el acuerdo.

Un factor esencial de preocupación en las organizaciones contemporáneas es cómo generar compromiso, arraigo y una sensación de conexión entre los empleados y las necesidades estratégicas, comerciales y tecnológicas de los modelos de negocio, los cuales cada vez se hayan más presionados por la volatilidad competitiva y por la impotencia estructural de los sectores productivos para suministrar cauciones sobre el futuro.

La creación de entornos para mejorar la experiencia del talento humano en las empresas se sustenta en construcciones imaginarias como, por ejemplo, la de comunicar un propósito empresarial trascendente. Pero la proyección de que, gracias a este tipo de nociones abstractas, se vaya a producir el advenimiento de una constelación de afectos en la mentalidad de los trabajadores no está siendo un aguijón ni eficaz ni suficiente para que se active en el sujeto un deseo entusiasta de ponerse “al servicio del otro” como praxis de una ética humanista.

Se ha normalizado un autoengaño al conformarse en el imaginario colectivo que las empresas con atractivo para invertir son únicamente las que presentan, entre múltiples variables, unas excelentes valoraciones en sus encuestas de clima laboral como demostración de que las ideas corporativas están siendo aceptadas. En realidad, hay un fenómeno sociológico subestimado que impide el disfrute en el desempeño profesional. Este va más allá de cubrir necesidades ordinarias o de prestigio social (salario y carrera), e integra una serie de contradicciones sociales y desublimaciones psicológicas que caracterizan al mundo líquido (valores e instintos que estaban reprimidos y que ahora afloran en la personalidad). Muchos se esfuerzan en relacionar a su particular criatura, el trabajo líquido, con ventajas cuantitativas y cualitativas para el desarrollo humano, arrinconando el uso del pensamiento crítico para analizar la realidad social.

Partiendo de los estudios de Zygmunt Bauman sobre la modernidad líquida1, podemos sintetizar los fenómenos que han sido multiplicados por la licuación de valores, costumbres y creencias dentro de la evolución social y psíquica que determina el mundo líquido, con su impacto sobre el ámbito laboral:

 

1. Exilio Este primer rasgo dimensiona el rechazo a ser integrado en una colectividad. No hay interés en sobresalir dentro de un espacio físico. Por tanto, no hay demanda por disfrutar de un lugar ...


Alberto González Pascual

Profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos, Escuela de Organización Industrial y Esade Business School, así como director de Cultura, Desarrollo y Talento de PRISA Media ·

Profesor de las universidades Rey Juan Carlos y Villanueva. Director de Cultura, Desarrollo y Talento de RR. HH. de PRISA. Doctor cum laude en Ciencias de la Información (UCM) y Pensamiento Político (Universidad Pablo de Olavide). Colabora como articulista, además de con Harvard Deusto Review, con EL PAÍS Retina y EL PAÍS Tecnología, Do Better ESADE, El Huffington Post y Diario de Sevilla. Es profesor asociado de las Universidades Rey Juan Carlos y Villanueva. Director académico del curso de transformación cultural de organizaciones en ESADEAlumni de la JFK School of Government de Harvard University y de Cornell University, donde se ha graduado en psicología del liderazgo y liderazgo adaptativo. Investigador de Cártel especializado en la noción de angustia en la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y Campo Freudiano de Madrid. Colabora como juez de la Liga Española de Debate Universitario (LEDU).

 

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