La patentabilidad de las invenciones creadas por inteligencia artificial

El advenimiento de la inteligencia artificial (IA) plantea cuestiones de calado para el derecho de la propiedad intelectual e industrial y, en concreto, para el derecho de patentes. En efecto, los avances experimentados en los últimos años en este ámbito han propiciado que las máquinas inteligentes, lejos de ser una simple herramienta controlada por los seres humanos para el desarrollo de invenciones de carácter técnico, asuman un rol protagonista en los procesos inventivos.

En este escenario, la aparición del “inventor artificial” supone un desafío para la actual regulación y, correlativamente, para las oficinas encargadas de la tramitación de las solicitudes de patentes. Y es que, no lo olvidemos, el derecho de patentes ha gravitado hasta el momento en torno a la figura del inventor persona física.

Trasladando el debate a un terreno práctico, el caso DABUS marcó en el año 2018 el inicio de una serie de procedimientos en los que se ha ventilado la cuestión de si las invenciones generadas por sistemas de inteligencia artificial, sin una participación humana relevante, deben ser protegidas por un derecho de exclusiva.

A día de hoy, cabe concluir que, en la inmensa mayoría de las jurisdicciones (Reino Unido, Unión Europea, Estados Unidos, Australia, etc.), el privilegio del inventor se reserva a los seres humanos. Dicho de otra forma, serán patentables las invenciones que reúnan los requisitos de novedad, actividad inventiva y susceptibilidad de aplicación industrial, siempre y cuando sean atribuibles al ingenio humano.  

En todo caso, se trata de una discusión abierta. De hecho, en julio de 2021, Sudáfrica se convirtió en el primer país en reconocer un sistema de inteligencia artificial como inventor otorgando la correspondiente patente. Habrá que esperar para comprobar si esta decisión marca tendencia o si, por el contrario, se trata de una mera excentricidad.