En plena transformación digital, los ojos de las empresas se han reorientado hacia el “nuevo” consumidor online, olvidando, en muchas ocasiones, rentabilizar y sacar el máximo partido al entorno offline. En este contexto surge una pregunta: ¿conviene invertir en una tienda física cuando ya se dispone de un ‘e-commerce’? La respuesta es sí, por un doble motivo: porque este espacio puede convertirse en la extensión perfecta del mercado digital y, a la vez, en un elemento único para la generación de ‘branding’ o para la prestación de otros servicios de valor. El auge de nuevos formatos de punto de venta –‘flagship store’, o ‘concept store’, tienda exposición, o ‘showroom’, ‘pop-up store’ o ‘shop-in-shop’– nos revela que la tienda física se encuentra en plena búsqueda de un valor diferencial en la experiencia de compra que atraiga al consumidor actual.
La tienda física como atracción y reclamo. Formatos en busca de la total convergencia
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J. J. Delgado
Márketing y Ventas (Núm. 153) · Márketing · Enero 2019
La revolución online ha transformado al consumidor en un cliente totalmente diferente, socialmente y en lo que se refiere a sus hábitos de compra. Más “hiperconectado” que nunca, está en constante interacción con las marcas comerciales, por lo que los distribuidores tratan de adaptarse a este nuevo perfil. Y el punto de venta físico, como la manifestación más “humana” de la forma de ser de la marca, también. Diseñar establecimientos con personalidad, acordes a las exigencias de nuestro target, es el único modo de conectar con el cliente: para las tiendas físicas, este engagement es crítico. Pero, además, todas las actuales propuestas confluyen en otro punto, y es que el punto de venta físico se convierte en un reclamo para el e-commerce. Por ello, hoy en día, la tienda offline se encuentra en plena búsqueda de un valor diferencial en la experiencia de compra que atraiga al consumidor actual: omnicanal, pero que, progresivamente, difumina las líneas que separan lo físico de lo digital en busca de la total integración de los mundos on y off.
Los retailers están respondiendo a estas exigencias con el auge de formatos en el punto de venta que, por un lado, generan más y mejores experiencias de compra y, por otro, ofrecen también una experiencia online dentro de la tienda. Hablamos, por ejemplo, de la flagship, o concept store, de la tienda exposición, o showroom, de la pop-up store y del shop-in-shop, espacios cada vez más populares y concebidos no ya solo como estrategia de diferenciación y de imagen de marca, sino como puntos interactivos que permiten a los retailers incorporar ventajas en sus comercios.
Los posibles beneficios que se pueden obtener de disponer de un punto de venta físico son diversos y precisan diferentes requerimientos, tanto en presupuesto como en activación. Por ejemplo, no es lo mismo una flagship store permanente que una pop-up store en un centro comercial. Cada formato responde a una necesidad. En este artículo abordaremos estas necesidades y también el planteamiento estratégico que conlleva apostar por uno u otro formato. Porque hay que empezar por entender que el mercado online y el mercado offline no solo se atraen, sino que conviven. Los profesionales del márketing han de optar por planes que les permitan cohesionar ambas estrategias. Analizamos a continuación algunos casos.
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J. J. Delgado
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CDO de Estrella Galicia, Former Head of Amazon Marketing Services South Europe y profesor en el IE Business School.