Las infraestructuras de recarga, claves en la expansión de la movilidad eléctrica

Los vehículos dejarán de utilizar combustibles fósiles, no porque lo diga la normativa europea, sino porque es una necesidad. Según la Agencia Europea del Medioambiente (AEMA), la mala calidad del aire provoca en España más de veinte mil muertes prematuras al año. Además, todas las estadísticas recogen que el transporte es el principal foco de contaminación urbana, un hecho que ya observamos en los largos días de confinamiento de la reciente pandemia.

Pese a todas las evidencias, España sigue sin situarse a la cabeza de la electrificación de la movilidad. Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), en los tres primeros trimestres de 2022 se vendieron 21.106 vehículos eléctricos, muy lejos de países como Noruega, con una población casi nueve veces menor y con 79.931 coches eléctricos vendidos en ese período. De hecho, en el país nórdico, las ventas de vehículos eléctricos ya han superado las de vehículos tradicionales.

¿Cuál es el motivo de este desfase? Para desplegar la movilidad eléctrica, es imprescindible una red extensa de infraestructuras de recarga. Sin embargo, la realidad es que, hoy en día, si hubiera más vehículos eléctricos en España, no tendríamos lugar donde recargarlos. Según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), España debía disponer de 45.000 puntos de recarga a finales del año pasado. Sin embargo, el último Barómetro de la Electromovilidad, referente al tercer trimestre de 2022, señalaba que en septiembre de 2022 solo había 16.564 puntos instalados, aún muy lejos del objetivo.

Ante esta situación, Silence, la filial de movilidad de Acciona, ha basado todo su ecosistema de movilidad eléctrica ligera en un sistema de baterías extraíbles que se pueden cargar en un enchufe doméstico. Así, hay tantos puntos de recarga como enchufes, es decir, millones.

Con este sistema, las motocicletas Silence han conseguido alzarse, durante cuatro años consecutivos, con el liderazgo de ventas del emergente mercado de la motocicleta eléctrica no solo en España, sino en Europa.

Las baterías de Silence, pese a ser extraíbles, son de gran tamaño (sinónimo de gran autonomía), pero se pueden transportar cómodamente gracias a su diseño tipo trolley, con asa y ruedas. Este mismo sistema, con idénticas baterías, lo utilizará el vehículo ligero de cuatro ruedas que la marca española comercializará durante 2023. Así, todos los vehículos de Silence funcionan con el mismo tipo de batería.

Intercambiadores de baterías

Además de la posibilidad de cargar estas baterías en un enchufe doméstico, la filial de Acciona ha creado los Battery Station, unas estaciones en las que es posible intercambiar una batería descargada por otra cargada de forma casi instantánea, en apenas treinta segundos. Para ello, Silence está creando una red en espacios de acceso público: gasolineras, parkings, concesionarios y, en definitiva, ubicaciones donde acudimos de manera natural con nuestros vehículos. Ahora, en vez de cargar combustible, cambiamos la batería.

Por todos estos motivos, para Silence, los intercambiadores de baterías son la clave en la expansión de la movilidad eléctrica ligera. Y por si no fuera suficiente, un último argumento: los productos de la filial de Acciona están diseñados y fabricados en España, proporcionando puestos de trabajo altamente cualificados, que contribuyen a recuperar el tejido industrial de la economía. La sostenibilidad también incluye a las personas.