Liderazgo de corazón
El sector opina
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Ania Novoa
Management & Innovation (Núm. 52) · Habilidades directivas · Febrero 2023
Existen muchas definiciones e interpretaciones de liderazgo, pero me quedo con el “liderazgo de corazón”. La inspiración es la reflexión que hacen Peter Salovey y John D. Mayer, quienes decían que “para liderar necesitas inteligencia emocional. Necesitas la habilidad de conducir los sentimientos y emociones de uno mismo y los demás, y utilizar la información de forma correcta para conseguir el objetivo fundamental del grupo”.
Es la que más se acerca a lo que experimentan muchos líderes en su carrera profesional. Por un lado, está la teoría, y por otro, la práctica, y no siempre es fácil cuadrar ambas cosas, ya que los retos y personas con los que interactúan son múltiples y diversos.
Liderar significa lograr que las personas con las que uno trabaja o asume un reto sean cada vez mejores, de forma individual y en grupo, para así alcanzar mayores retos/logros de forma sostenible en el tiempo.
Se trata de motivación, confianza mutua, objetivo común, respeto, generosidad, compartir conocimiento, incentivar el crecimiento… Y, por qué no decirlo, de corazón, mucho corazón.
La comprensión de que las personas que uno lidera son singulares es fundamental. No funciona con todas ellas el mismo tipo de liderazgo, por lo que este se debe ajustar, y lo que une el grupo es la transparencia en cuanto al objetivo común y la forma de llevarlo a cabo.
Cuando quieres liderar, tienes que amar lo que haces, lo que quieres lograr y con quien tienes o quieres hacerlo (tanto si todo va bien como si no). Si lo consigues, las buenas prácticas afloran de forma natural y, probablemente, los éxitos también.
Creer firmemente en ello, aunque a priori parezca demasiado naíf, es lo que les funciona a muchos líderes, tanto cuando han tenido que liderar como cuando han sido liderados: el liderazgo de corazón.
Ania Novoa
Integrated Client Director EMEA, dentsu ·
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