Liderazgo empático en un mundo BANI

Las mejores empresas están revolucionando sus programas de desarrollo del liderazgo para hacerlo más empático: Naturgy con su Wellbeing Leadership, que fomenta de manera consistente el autoconocimiento y los comportamientos saludables; Capgemini con su iniciativa de aprendizaje inmersivo para un liderazgo interactivo e inspirador; AXA con su programa DRIVE de transformación radical para el liderazgo, en el cual los participantes exploran sus miedos y creencias...

En el actual entorno BANI (siglas en inglés de frágil, ansioso, no lineal e incomprensible), las empresas deben ayudar a los mánagers a identificar sus propias emociones y gestionar las de sus equipos.

El vínculo entre los empleados y el propósito de la organización es cada vez más relevante y desafiante. A los líderes se les está asignando la tarea de llevar el timón en la navegación por esta complejidad, actuando como promotores para la transformación de los valores de la empresa en acciones concretas. El liderazgo con propósito se ha vuelto a día de hoy clave para el éxito.

En el corazón del liderazgo impulsado por un propósito está la empatía. Los líderes necesitarán de esta cualidad tanto como de su sentido de negocio para prosperar en el entorno actual. Para desarrollar esta empatía, casi tres cuartas partes (74%) de las organizaciones que en España cuentan con la certificación Top Employers incluyen en sus programas de liderazgo la autorreflexión, permitiendo a sus líderes mostrarse vulnerables y comunicarse de manera abierta y honesta.

Además, los programas de liderazgo que están desarrollando las mejores organizaciones son cada vez más personalizados e incluyen habilidades críticas a la hora de abordar el feedback con los equipos, como las necesarias para mantener conversaciones de calidad con sus integrantes o para aceptar y gestionar los comentarios de los empleados.

Hoy se espera de los líderes que sepan enfrentarse a la complejidad y la ambigüedad, operar en un entorno digital, liderar con empatía y ser capaces de gestionar equipos en entornos híbridos. Muchas de estas exigencias no eran comunes hace muy pocos años.