Los tres pilares de una toma de decisiones ética
Business Review (Núm. 162) · Habilidades directivas · Octubre 2007
Los líderes de empresa se enfrentan periódicamente a complejos desafíos éticos que tienen profundas repercusiones sobre ellos mismos, sobre sus empresas y sobre otros interesados. Por desgracia, es frecuente que adopten decisiones inconscientemente utilizando unos principios subyacentes que los predisponen a incurrir en prejuicios y errores en las valoraciones. Si aprenden a detectar algunos de estos desafíos, serán capaces de evitar las zonas de peligro ético y llegarán a ser unos líderes más efectivos.
El desarrollo de una estructura operativa que permita mejorar la toma de decisiones éticas exige centrarse en tres áreas esenciales: la calidad, la amplitud y la honradez. Nos ocuparemos de ellas una por una.
1. CALIDAD
Para incrementar la calidad de las decisiones que adoptan, los directivos deben recopilar y tener en cuenta todos los datos potencialmente significativos que se refieran a las consecuencias de las decisiones. Este proceso exige reconocer los riesgos potenciales, efectuar valoraciones exactas de los riesgos relacionados con las estrategias y ser conscientes de las predisposiciones psicológicas de la toma de decisiones. A continuación se ofrece una serie de principios subyacentes que pueden repercutir sobre la calidad de una decisión.
Etnocentrismo y estereotipos
Teniendo en cuenta que el contexto en el que nos desenvolvemos es cada vez más global, ahora resulta más importante que nunca saber tolerar las diferencias individuales en materia de costumbres, prácticas y estilo. El etnocentrismo es la opinión de que "nuestra manera de hacer las cosas" es mejor y de que otros métodos son, de alguna manera, peores. El grupo o sociedad al que pertenecemos nos parece normal, mientras que los otros grupos nos parecen raros. La noción implícita es que lo que nos resulta normal es, en general, preferible y lo que no nos resulta familiar es menos deseable.
Según esta concepción etnocentrista, las opiniones y los valores de nuestro grupo se convierten en la referencia en comparación con la cual se ha de medir a los demás grupos. Unas mismas acciones realizadas por un grupo y por otro pueden describirse con unas expresiones que son comparables en el plano descriptivo, pero que, a pesar de ello, seguirán entrañando una predisposición negativa hacia el otro grupo. Cuando hablamos de nosotros mismos, decimos que somos abnegados, dilige...
Max Bazerman
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Profesor Jesse Isidor Straus de Administración de Empresas en la Harvard Business School y codirector del Centro de Liderazgo Público de la Harvard Kennedy School.
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TP