Nuevos retos, nuevos líderes, nuevas competencias

La lucha por el talento está dando lugar a una remodelación del mundo del trabajo. Las organizaciones se enfrentan a nuevos desafíos, fruto de la velocidad del cambio tecnológico, social y económico en el que nos encontramos.

En un mundo de modelos comerciales digitales disruptivos, fuerzas de trabajo aumentadas, organizaciones más planas y prácticas de trabajo basadas en proyectos transversales, se necesitan líderes capaces de adaptarse, capaces de trabajar de forma distinta a como lo habían hecho anteriormente y capaces de operar en organizaciones más líquidas, donde la “auctoritas” del líder, por sus características morales e intelectuales, y otorgada por los equipos y no por el cargo, gana todavía más relevancia.

Las organizaciones saben que, al mismo tiempo, deben seguir desarrollando líderes para habilidades de liderazgo perennes, como la capacidad de administrar operaciones, supervisar equipos, tomar decisiones, priorizar inversiones. Todas ellas son necesarias, pero también deben desarrollar líderes con las capacidades necesarias para afrontar la realidad del futuro del trabajo, (que cada día es menos futuro y más presente). Capacidades como liderar a través de la ambigüedad, gestionar la creciente complejidad, ser expertos en tecnología, gestionar los cambios demográficos de los clientes y los cambios en el talento, comprender el papel de la automatización para aprovechar el potencial de las personas… Y no nos olvidemos de la inclusión, la equidad y la responsabilidad social.

Como vemos, la combinación de competencias es clave, pero también lo es el reconocimiento, por parte de las organizaciones, de la existencia de un nuevo contexto y de la urgencia para generar la cultura, las estructuras y los procesos de gestión para cultivar estos líderes. Pasar a la acción, y empezar desde ya a echar una nueva mirada al contexto en el que los líderes deben operar hoy, nos dará las claves para cultivar a los líderes del mañana.