Ocho razones por las que la sostenibilidad cambiará la gestión
MS
Michael S. Hopkins
Business Review (Núm. 186) · Estrategia · Enero 2010
El pasado agosto, en un primer y contundente informe y más tarde en una serie de apariciones en los medios de comunicación y entrevistas en la prensa, los analistas de los servicios militares y de inteligencia de Estados Unidos realizaron un anuncio: el cambiante clima global supone en la actualidad una amenaza para la seguridad nacional del país.
A modo de explicación, las autoridades expresaron alarma aunque la expresaron en su habitual tono calmado y práctico sobre las consecuencias directamente amenazadoras de fenómenos como la subida del nivel del mar y el deshielo. Algunas bases militares clave podrían quedar bajo las aguas, otras corren peligro por tormentas cada vez más extremas y en el Ártico habrá rutas marítimas que será necesario proteger en lugares en los que hasta hace poco no había ninguna ruta.
Sin embargo, según afirmaron los portavoces, más amenazadores serán los efectos de segundo orden del cambio climático: problemas de agua, inundaciones, escasez de alimentos, grandes migraciones, pandemias, descontento social, inestabilidad política y evacuaciones de emergencia. Cualquiera de ellos podría exigir una respuesta humanitaria o incluso una intervención militar, señalaba un informe del National Intelligence Council, el cual calculaba los recursos militares estadounidenses y "daba como resultado una tensa postura de disponibilidad".
"Se complica con gran rapidez", afirmaba Amanda J. Dory, subsecretaria de Estado adjunta para estrategia, en un artículo del New York Times. "En la actualidad, es necesario [...] abordar estos problemas" a la hora de diseñar la estrategia de seguridad nacional.
El anuncio recibió una gran atención y suscitó debates que, comprensiblemente, se centraron en las inquietudes militares y en las políticas públicas. Sin embargo, también debería ser de interés para los directivos y los líderes de empresa, por dos motivos diferentes.
En primer lugar, procede de un espectador imparcial del debate sobre cómo deberíamos abordar el cambio climático, aunque describe sin rodeos una serie de consecuencias variadas y reales. Esto lo convierte en un argumento más que persuasivo de hasta qué punto los retos de la sostenibilidad alterarán el modo en el que funciona el mundo, no sólo en el ámbito medioambiental, sino también en el social, el político y el económico.
En segundo lugar, es una prueba de que no es necesario preocuparse por solucionar el cambio c...