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El poder disruptivo de los cambios cada vez más frecuentes del entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) en que vivimos, -en donde la transformación digital es uno de los principales motores-, obliga a las organizaciones a alterar su forma de pensar y de actuar. Cuando no es posible controlar y predecir la incertidumbre, -debido a que el cambio es la constante habitual-, las empresas deben estar preparadas para lo impredecible y deben saber transformarse de forma continua para responder con eficacia a las presiones del cambio.
La necesidad de adaptación a los continuos cambios, -exigencia de la revolución tecnológica y digital-, así como del dinamismo del mercado, implica el cambio de las organizaciones, en sí más sólidas (imperando la estructura jerárquica y piramidal), hacia un nuevo modelo de organización líquida donde, para ofrecer valor, los procesos son ágiles y las estructuras son planas, organizadas por proyectos en los que colaboran de forma cambiante y dinámica multitud de talentos.
Una organización líquida no tiene que ser, necesariamente, una “start-up”. Sencillamente, es aquella organización que, -con las mismas ansias que las “start-ups-”, sabe adaptarse a cada situación y momento de negocio de forma ágil y, por tanto, sobrevivir gracias a su eficiencia en la forma de pensar y actuar, así como en su capacidad de optimización de costes y obtención de mayores niveles de productividad.
Las organizaciones deben estar preparadas para abordar la incertidumbre y ser aún más rápidas en sus respuestas a los cambios mismos que demanda el mercado. Para volverse líquida, la organización debe lograr un estado sofisticado de simplicidad y reducir su tamaño hasta el punto valioso que la permita actuar con agilidad en sus decisiones y desarrollo de procesos, aprendiendo a reducir y flexibilizar su tamaño a niveles atómicos.
PRINCIPALES RASGOS
Las organizaciones líquidas se caracterizan por los siguientes aspectos:
¿CÓMO AFECTA LA ORGANIZACIÓN LÍQUIDA A LA GESTIÓN DEL CAPITAL HUMANO?
La gestión de las personas en las organizaciones líquidas afecta en diferentes aspectos:
¿Y CÓMO AFECTA LA ORGANIZACIÓN LÍQUIDA A LA PRÁCTICA DE RECURSOS HUMANOS?
En este nuevo entorno organizativo, los roles estratégicos que nos marca Dave Ulrich sobre la función de recursos humanos de ser socio estratégico del negocio, un experto administrador, un gestor eficaz del cambio y un campeón en el asesoramiento de los empleados, están más vigentes que nunca.
Principalmente, lo que el talento de la organización flexible espera de la función de recursos humanos es interacción personal para la cobertura de sus expectativas de formación, reconocimiento, de conciliación y de desarrollo personal y profesional. Esto implica que los profesionales de recursos humanos han de estar en continuo contacto con los jóvenes talentos de la gestión sofisticada y ágil de la organización para gestionar sus expectativas a tiempo.
Los jóvenes talentos de la organización flexible dan por hecho que disponen de servicios ágiles de la administración de recursos humanos. Dan por hecho que van a acceder a los servicios administrativos de recursos humanos a través de un “click” y de que no van a esperar tiempo o seguir procesos tediosos en la resolución de necesidades operativas. Esto implica que la función de recursos humanos tiene que tener integrados sus procesos y, sobre todo, ofrecer de forma ágil todos los tramites que el empleado tenga que seguir.
Si recursos humanos no da el servicio de cercanía y calidad que precisa el nuevo talento, esté pasará de él.
A su vez, la función de recursos humanos para responder a los retos de las organizaciones ágiles, por un lado, tiene que tener la agilidad para captar en el mercado el talento joven y sofisticado técnicamente que, en cada momento, precisan los proyectos organizativos y, por otro lado, sensibilizar y entrenar a los managers para ser líderes líquidos.
La función de recursos humanos ha de estar en continuo contacto con el negocio para comprender sus necesidades cambiantes y ofrecerle forma proactiva y ágil las soluciones que éste precise. Un departamento de recursos humanos con vocación administrativa no encaja en este entorno.
En definitiva, podemos decir que el cambio de paradigmas en la gestión de personas que supone la organización flexible es un reto para la función de recursos humanos que ha de estar totalmente impregnada del negocio, mejorar sus procesos, desarrollar sus servicios en línea de forma ágil, captar al mejor talento, desarrollar a sus managers para que sepan gestionar con liderazgo este nuevo entorno y dedicar la mayor parte de su tiempo a integrar, conocer, cuidar y desarrollar a los nuevos talentos.
Antonio Peñalver. Socio director de People First Consulting
Publicado en Capital Humano (Núm. 349) · Crecimiento Profesional · 2020 de la Revista Capital Humano https://bit.ly/2Lo65Ev
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Socio Director de People First Consulting