Reducir la distancia entre administradores y creadores
Business Review (Núm. 157) · Habilidades directivas · Abril 2007
En la actualidad, la mayoría de las empresas con un uso intensivo de tecnologías dependen de profesionales especializados y de gran talento, en áreas que van desde el desarrollo de productos de alta tecnología hasta la investigación en biología. Por lo general, estos profesionales diseñan gran parte de su propio trabajo; nadie más está tan cualificado como ellos para hacerlo. Es posible que el propio trabajo implique materiales y productos intangibles. En muchas ocasiones, los directivos no pueden explicar lo que está pasando. Un consejero delegado, frustrado por su incapacidad para gestionar al personal técnico, afirmó: "Algunas veces andan por ahí tomando café y otras veces están corriendo de un lado para otro; no tengo ni idea de qué significa todo eso".
Nunca antes en la historia había habido una brecha tan profunda en el conocimiento entre los directivos y los empleados que crean valor para la empresa. En épocas anteriores, los supervisores procedían por lo general de las filas de los trabajadores y, por tanto, conocían bien las actividades que supervisaban. Sin embargo, aunque sigue siendo así hoy día cuando un desarrollador de software se convierte en director de desarrollo o un investigador genético se convierte en un director de investigación, el área de especialización en la cual la creación de valor tiene lugar sigue avanzando. Un desarrollador de software que lleva más de cuatro o cinco años apartado de las actividades reales de programación ya no es un experto. A excepción de unos pocos individuos notables, la mayoría de los directivos no pueden mantenerse al día de todos los detalles del progreso de las tecnologías mientras asumen a tiempo completo las responsabilidades de la gestión.
Tradicionalmente, ser un buen supervisor significaba fomentar prácticas de negocio razonables e introducir cambios en esas prácticas a medida que la situación cambiaba. Últimamente, algo ha fallado radicalmente en la segunda parte de la formulación, al menos para las empresas en sectores en continuo cambio que dependen de empleados especializados. En la actualidad, los cambios proceden a veces de profesionales clave cuyo trabajo no acaban de comprender los directivos. Esto no supondría un problema significativo si los directivos y los empleados especializados siempre estuvieran de acuerdo, pero no es así. Los puntos de vista de estos dos grupos pueden diferir de forma radical. En consecuencia, el proceso de innovación de negocio puede p...
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