Sacando lo mejor

El alcance de esta crisis significa que los paradigmas empresariales existentes están fuera de juego. ¿Son nuestros directivos capaces de reescribir las reglas? ¿Están emocionalmente preparados? Muchos están fuera de juego. El estrés y la incertidumbre, tanto si se sienten abiertamente como si no, tienen un impacto real que puede dar como resultado tomar malas decisiones y descuidar la gestión de sus equipos cuando más necesaria es.

Los líderes deben tener paciencia, perdonarse a sí mismos, y a los demás, y hacer espacio para esos errores con un enfoque “fail fast”. Buscar ayuda a través del coaching o de programas específicos de desarrollo, puede ser decisivo para que aprendan a manejar la incertidumbre, navegar en este nuevo entorno (¡no suelen hacerlo de forma natural!) –sin perder el norte, a pesar de los cambios– y orientar los esfuerzos del equipo.

Especialmente, se debe trabajar la capacidad de identificar y administrar las propias emociones y las emociones de los demás (lo que se conoce como inteligencia emocional). Es beneficioso para el ejecutivo mostrar su humanidad, reconociendo que todos los aspectos de la situación actual son difíciles.

Ser conscientes de que el cambio disruptivo genera estrés, y de que el bienestar es necesario para el buen desempeño, contribuirá a construir una foto del futuro (incluyendo factores inciertos) que inspire y transmita energía a las personas.

Cada día trae decisiones difíciles, no hay descanso; por tanto, el autocuidado físico (por ejemplo, descansar, hacer ejercicio y disfrutar de una actividad no laboral) y emocional (por ejemplo, a través del coaching), para mantener la resiliencia, es aún más crítico de lo habitual.

Todavía es temprano; luchamos con la realidad de este nuevo mundo, y no podemos predecir lo que vendrá después, pero estamos sacando lo mejor, y lo mejor acabará por llegar.