Silencio en la empresa: La naturaleza y las consecuencias del miedo en el trabajo
Business Review (Núm. 205) · Recursos humanos · Septiembre 2011
Todos los días los medios de comunicación, los anuncios, las vallas publicitarias, los libros y las revistas nos bombardean con nuevas razones para temer nuestro bienestar físico y psicológico. Algunos han llegado incluso a decir que vivimos en una "cultura del miedo", llena de advertencias sobre el terrorismo, los conflictos internacionales, las economías débiles, el calentamiento global, el crimen, las enfermedades infecciosas y otros tipos de amenazas que venden productos de consumo y candidatos presidenciales.
El miedo ha configurado el comportamiento humano durante mucho tiempo y continúa haciéndolo hoy día. No obstante, el miedo en la vida organizativa cómo y por qué se experimenta, y a qué afecta ha recibido menos atención de la que merece. Como emoción poderosa y basada en la evolución, el miedo fomenta el comportamiento de evitación, un enfoque cognitivo y perceptivo que se limita a las amenazas percibidas y valoraciones pesimistas sobres los riesgos y los resultados futuros. El miedo puede influir en una extensa gama de fenómenos dentro de una organización, entre ellos nuestro principal objetivo en este artículo: el silencio de los empleados. En este artículo, proporcionaremos una comprensión más profunda de la naturaleza de las experiencias del miedo, así como una imagen más amplia de dónde se origina y de los diferentes tipos de silencio que genera.
MIEDO A EXPRESARSE
Según la psicología evolutiva, nuestras emociones existen para solucionar diversos problemas de adaptación que han surgido a lo largo de la historia de la humanidad. El miedo, en particular, evolucionó para protegernos de las amenazas para nuestra supervivencia, y sus efectos basados en esa evolución siguen influyéndonos en la actualidad, pese a la diferente naturaleza de los miedos a los que nos enfrentamos. Debido a que nuestros homólogos prehistóricos podían resultar letalmente heridos si no reaccionaban con rapidez, se otorgó una gran importancia a la detección temprana y a la reacción inmediata ante amenazas potenciales. Como resultado, incluso en la actualidad, nuestro "módulo del miedo" está en constante vigilancia en busca de señales de amenazas. Cuando las amenazas en el entorno las evalúa el cerebro, el resultado es una respuesta al miedo con una mayor o menor intensidad, dependiendo de dos características de la amenaza: su inmediatez y su gravedad.
La inmediatez de la amenaza refleja de cuánto tiempo d...