Tribuna: No solo de propósito vive una compañía

Tribuna: No solo de propósito vive una compañía Tribuna: No solo de propósito vive una compañía

JR

Jacques Reber

Business Review (Núm. 300) · Estrategia

En los últimos años hemos visto emerger con fuerza el concepto de propósito, que ha venido a desplazar el discurso que mantenían las compañías, desde hace décadas, sobre la misión y la visión de la empresa. Sin entrar en las diferencias conceptuales que existen entre los diferentes términos, lo cierto es que el propósito se erige como la razón de ser de la compañía, el para qué existe, en un plano aún más superior que cuando hablábamos de misión y visión.

 

Por poner un ejemplo en el ámbito de la alimentación, hace unos años, se consideraba una misión el mero hecho de “contribuir a la nutrición, salud y bienestar de las personas, poniendo a su disposición productos de la máxima calidad para cualquier momento del día y para todas las etapas de la vida”. En cambio, hoy en día, el propósito debe ser mucho más holístico. Así pues, esa misión, que estaba ligada únicamente al ámbito alimentario, pasa a ser un propósito mucho más ambicioso, como es el de “mejorar la calidad de vida y contribuir a un futuro más saludable”, que incluye el cuidado de las personas y las mascotas, la contribución a la sociedad y la preservación del medio ambiente y los recursos naturales.

 

Un propósito claro da sentido a lo que hacemos y para qué lo hacemos, guía nuestras decisiones y, en definitiva, nos conduce al éxito empresarial, ¿o no? ¿Es suficiente contar con un propósito, por muy excelente que sea, para conseguir dicho éxito? En mi opinión, no, pues tan importante es el qué como el cómo. La manera que tienen las empresas de hacer realidad su propósito es lo que diferencia unas de otras.

 

Personalmente, considero que el propósito debe alcanzarse día a día, gestionando los negocios de manera que generen riqueza, al mismo tiempo, tanto para la empresa como para la sociedad. Es lo que denominamos creación de valor compartido, y constituye el concepto de empresa responsable.

 

El propósito guía la actuación como empresa, pero es la gestión responsable la que define ese propósito. Las normas y procedimientos, es decir, la gestión empresarial, son lo realmente tangible y sometido a constante evaluación por parte de los públicos internos y externos. De nada sirve un gran propósito si la empresa recurre a prácticas que beneficien solo a parte de sus stakeholders.     

 

En resumen, una empresa con propósito es aquella que tiene un rumbo claro y que sabe el camino que debe tomar. Si a ello le sumamos responsabilidad en la gestión, tenemos una organización sostenible a largo plazo. Y de esas no hay tantas. En realidad, muy pocas.

 

Jacques Reber

Director general de Nestlé España

Jacques Reber

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Director general de Nestlé España