Un futuro muy eléctrico

Hace un tiempo escuché una cita sobre la movilidad del futuro que me pareció sumamente reveladora. Decía así: “Es como una montaña rusa, no tienes el control, pero vives una emoción extrema”. Y hay una gran verdad en este pensamiento, al menos, en parte.

No cabe duda de que estamos experimentando una transformación sin precedentes en términos de movilidad. Y, como cualquier cambio profundo, resulta apasionante por el abanico de nuevas posibilidades que ofrece. Sin embargo, estamos todos inmersos en esta carrera global para dar respuesta a los grandes retos del planeta. No podemos, sencillamente, dejarnos llevar. Las instituciones y las empresas deben asumir un papel activo para conducirnos hacia un futuro más sostenible, seguro, conectado y eficiente.

La creciente masificación de las ciudades y el esfuerzo internacional para frenar el cambio climático son factores esenciales que están impulsando la nueva era de la electrificación. La tecnología es la gran aliada para encontrar fórmulas
de movernos más eficientes y sostenibles.

Porque una cosa está clara: el futuro será eléctrico o no será. La movilidad eléctrica será la gran apuesta de la próxima década. Y esa transición está íntimamente ligada con la evolución de las smart cities. Una es reflejo de la otra. Vehículos y ciudades avanzarán hacia modelos inteligentes, interconectados y donde la inteligencia artificial y el Big Data serán claves para adaptar esas ciudades a la nueva realidad.

Estas innovaciones lo envolverán todo: ciudades, transportes, hogares, logística, etc. El Internet de las cosas, la digitalización de las interfaces de los vehículos y las tecnologías de asistencia a la conducción nos llevarán a experiencias de conducción mucho más autónomas, seguras e inclusivas.

Y este es también un punto clave. La nueva movilidad urbana debe ser accesible a toda la ciudadanía, con soluciones para todos los bolsillos. En las smart cities no tendrá cabida la contaminación, y se prevé un aumento del transporte público, de la micromovilidad y de la movilidad compartida.

Al final, desde mi punto de vista, se trata de utilizar la innovación para avanzar hacia un futuro totalmente eléctrico, con cero emisiones y cero accidentes, donde todos vivamos de forma más fácil, cómoda, segura, conectada y eficiente. O, en otras palabras, mejor. Feliz viaje.